Hay quien entra en el Real Madrid, está uno, dos, tres o diez años en el club y, cuando sale, el Real Madrid no ha entrado en él, se va como vino, sin haber comprendido absolutamente nada de nada. No fue, desde luego, el caso de José Mourinho. Echo la vista atrás y no recuerdo un entrenador que se implicara tanto (y hasta el fondo) desde el primer día en la defensa del club, y en un momento complicadísimo además, cuando todo hacía presagiar que el Fútbol Club Barcelona se iba a estar paseando al menos una década por España y por Europa; Mou entendió qué se esperaba de él y, en la mayoría de las ocasiones en absoluta soledad, dio la cara por el Madrid dentro y fuera del campo, y no hace falta recordar que se la partieron mil veces. Pero no se quejó, no protestó, siguió hacia adelante... y al final también fue traicionado.
Viene ahora a colación este recordatorio de la figura de José Mourinho por lo atinado (y lo madridista, si se me permite la expresión) de su frase del otro día sobre el adiós de Cristiano: "Le echarán de menos, eso seguro, pero ningún futbolista está por encima del Real Madrid. Ninguno". Lo que hubo que explicarle a madridistas de cuna, socios con muchos años de antigüedad en un club que las ha visto de todos los colores, lo entendió sin embargo al minuto José Mourinho. También ha hablado en las últimas horas sobre el Real Madrid, su política de fichajes y, cómo no, de la marcha de CR7, el director general del Bayern de Munich, Karl-Heinz Rummenigge, quien se ha mostrado extrañado por el hecho de que la Juventus de Turín afronte el fichaje de un jugador de casi 34 años por 117 millones de euros. Es una aventura, eso seguro, y, pese a que ha colocado de nuevo a la Juve en el mapa, una operación de mucho riesgo.
Estamos a 2 de agosto y, mientras que el resto de clubes se refuerzan, el Madrid acaba de perder a su máximo goleador histórico y ha incorporado a un defensa prometedor, un portero muy jovencito y un delantero brasileño que apunta maneras. Aún así, Rumennigge alaba la política de fichajes de su máximo rival continental, critica a City, PSG o Barça por contribuir al manicomio del fútbol mundial y apunta a que, quizás, cuando estalle la burbuja, el futuro tenga que ir necesariamente por donde apunta el Madrid. También es cierto que, con el saco repleto de Champions, el Real se puede permitir ciertos lujos, pero la teoría de Florentino Pérez parece ir más allá incluso de la reflexión de Mourinho: no es sólo que el club esté por encima de cualquier jugador sino que es la camiseta, ese escudo, el que gana los títulos y atesora el prestigio. Uno tiene que desear jugar en el Real Madrid por encima de cualquier otra cosa, por supuesto por encima del dinero.