Hay que ver lo mal que está digiriendo José María del Nido el éxito de su Sevilla del alma. No me extrañaría en absoluto que a continuación fuera comprar en Sotheby's unos cuantos cuadros de Pablo Picasso para adornar los vomitorios del estadio Sánchez Pizjuán. ¡Que no falte de ná! Algo debe estar repitiéndole al señor Benavente, como le llamaba Ruiz de Lopera con evidente mala leche, porque hasta aquí, hasta Madrid, nos llegan los espantosos ruidos que produce el jugo gástrico del estómago de don José María tratando de partir las proteínas de la última clasificación de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, ésa que convierte a su equipo en líder indiscutible e indiscutido del año 2006. Hasta en tres ocasiones distintas le pidió anoche Del Nido a Abellán que le aclarase qué posición ocupaba el Sevilla en la Primera División.
La digestión está resultando tan lenta que, aunque no quieras, a veces resulta inevitable que a Del Nido se le escapen algunos gasecillos sin importancia. Uno de ellos, por ejemplo, ha impactado de lleno en la cara del pobre Frank Rijkaard, entrenador del Fútbol Club Barcelona. Desde que está en España no se le conoce al holandés un mal gesto, salvo aquel que protagonizara a la conclusión del Barça-Chelsea de la Champions. Por lo demás, el hombre no se mete nunca con nadie, le habla al cuello de su camisa y parece que esté puesto ahí por el Ayuntamiento. Bajaba el otro día tan tranquilo por las escalerillas del avión que trasladaba a la expedición culé desde el Ridiculito de Japón cuando, de repente, un periodista le preguntó a Frank qué opinaba del último pedo de Del Nido. Y aquí tendría que abrir un paréntesis para recordar que el presidente del Sevilla dijo, sin venir a cuento, que, llegado el caso, Rijkaard sólo podría entrenar al filial del equipo andaluz.
Ayer reeligieron presidente del Sevilla a Del Nido y, tal y como él mismo nos relató en El Tirachinas, aquello acabó transformándose en una auténtica hemorragia de satisfacción. El Sevilla ha cerrado la temporada con unos beneficios de veintinueve millones de euros. Del Nido, que antes de la reelección recibió la insignia de oro y brillantes del club, será presidente durante otros seis años más. Ya le veo recibiendo el Nobel de Economía del año que viene y apareciendo como "hombre del año" de la revista Time. Todo se me antoja poco para don José María. Y es que yo, qué quieren que les diga, admiro realmente a este hombre. Cabe aplicarle aquella frase de Juan Donoso Cortés: "Nada sienta tan bien en la frente del vencedor como una corona de modestia". Él es, para qué engañarnos, un hombre modesto, aunque de digestión pesada.