Seamos serios. Que Hristo Stoichkov, que le clavó los tacos a un árbitro, venga a decirnos ahora que Gareth Bale está dando un mal ejemplo a sus compañeros es como si Billy el niño, que mató a 29 hombres, hubiera defendido la abolición de las armas mientras él seguía por ahí pegando tiros. Como Xavi Valors, el búlgaro es un especialista mundial en pisar charcos que no son suyos. Lo único que tienen que saber Stoichkov, los Verdes de Cataluña y los Amarillos de la UEFA es que, llegado el momento procesal oportuno, que está siendo perversamente dilatado por el pesado de Levy, el Real Madrid pagará lo acordado al Tottenham. Entonces Florentino Pérez tendrá dos opciones: decir la verdad sobre el montante económico de la operación o limitarse a contar que ha costado por ejemplo... ¡57 millones de euros!...
No creo que Bale esté actuando mal sino todo lo contrario. Ojo, tampoco estoy diciendo que el Tottenham no esté en todo su derecho de multar al jugador por no presentarse a un par de entrenamientos. Se paga y listo. Lo que estoy diciendo es que, lejos de ser un mal ejemplo, Bale está teniendo un comportamiento ejemplar al mojarse para arrancarle al perverso dueño del club para el que trabaja algo que se le prometió en su día. Resulta que para este galés la palabra dada tiene más valor que un papel firmado y considera excesivo, y en eso coincido con él, el calvario por el que se le está haciendo pasar. Lo que Bale ha hecho no presentándose al entrenamiento, probablemente por algún tipo de dolor lumbar que aún está por explorar, es pedir el famoso transfer request pero a lo bestia.
Bale quiere jugar en el Real Madrid, se siente fuerte y joven y dispuesto a demostrar lo que vale en la Champions, la máxima competición continental, y además va a llenar las arcas del Tottenham en la que se convertirá en una de las mayores operaciones económicas de la historia del fútbol por detrás de las de Cristiano y probablemente Neymar. Bale es un buen ejemplo, Kaká es un mal ejemplo. A Kaká le da igual lo que pase y está visto que del Madrid no le moverá ni la Guardia Civil. No le importa perderse el Mundial y le da lo mismo saltar al campo, irse al banquillo, quedarse en la grada o no ir convocado. Mientras que el Tottenham está haciendo mobbing a Bale, Kaká está haciendo mobbing al Madrid y a los madridistas, que no le aguantan. Bale está dando la cara por jugar y a Kaká no le importa que se la partan por no hacerlo. Mundos opuestos.