La noticia es que no hay noticia. Todo el mundo sabía desde hacía mucho tiempo que France Football haría entrega de su codiciado Balón de Oro al argentino Leo Messi. Casi se puede decir que sobraban los votos y la foto porque estaba cantado. Incapaz de fingir una sorpresa inexistente, Messi sí mostró sin embargo extrañeza nada más conocer la puntuación final y la distancia -dicen que la mayor de toda la historia del premio- con respecto al "plateado" o "platero" Cristiano Ronaldo, segundo clasificado. Xavi fue tercero, Iniesta acabó cuarto y Eto'o, todavía azulgrana a efectos de la votación, quinto, de forma que lo que han hecho los periodistas de la revista francesa ha sido sumar dos y dos y premiar como es debido y de justicia a la columna vertebral de un equipo capaz de conquistar Liga, Champions League y Copa del Rey en el transcurso de una misma temporada. En el "oásis culé" sólo se ha incrustado Ronaldo.
Seguro que Eto'o no estará demasiado de acuerdo en cuanto a la contribución aportada por Leo y él mismo a la consecución de esos tres importantísimos títulos, y probablemente esa diferente visión de las cosas, además de la conocida ausencia de feeling con el entrenador, fuera la que provocara su salida del club, pero al final siempre hay alguien que gana y alguien que debe quedarse con la miel en los labios; los de Eto'o, que no parecen estar sellados, tendrán que esperar mejor ocasión. A nadie, salvo, supongo, a los propietarios de France Football y los votantes, atañe el criterio según el cual conceden sus respectivos Balones; yo, sin ir más lejos, dejé de pensar seriamente en al asunto, si es que alguna vez lo hice, cuando en 2001 Michael Owen, un gran futbolista que dejó un magnífico recuerdo tras su paso por el Madrid, sacó 36 puntos de ventaja a Raúl González Blanco. Jamás un futbolista nacido en España, salvo Luis Suárez en 1961, estuvo tan cerca de conseguir el premio gordo de esta lotería.
Para pegarle a Raúl con la puerta en las narices se adujo el mal papel (cayó en cuartos de final ante Francia) jugado por España en la Eurocopa de 2000. Fue una broma de mal gusto e imposible digestión puesto que Inglaterra, la selección de Owen, quedó eliminada en la primera fase. Pero el mismo argumento que sirvió para quitarle a Raúl su Balón de Oro tendría que servir ahora para dárselo a Xavi. Argentina ha llorado más que en toda su vida para lograr, en el último minuto y pidiendo la hora, la clasificación para Sudáfrica. Xavi, y también Iniesta, han ganado exactamente los mismos títulos que Messi con el Barcelona y, por si fuera poco, han contribuído además decisivamente a la clasificación más cómoda y sobrada de España para la fase final de un Campeonato del Mundo. Si el Balón de Oro premia al futbolista más comercial, dénselo a Ronaldo. Si premia al futbolista más espectacular, entréguenselo a Messi. Si va por nacionalidades, llévenselo a un francés. Pero si premia realmente al mejor futbolista del año 2009, voten por Xavi, motor del Barcelona más brillante del último medio siglo y corazón de la mejor selección española de la historia. Él es mi Balón de Oro. El más justo. El único justo.