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El penúltimo raulista vivo

Messi, Villa y el huracán Nadine

Dicen que la tormenta Nadine se encuentra a 500 millas de las islas Canarias y que tiene muchas posibilidades de convertirse en un huracán, que es algo bastante más serio desde luego, pero yo la vi sin embargo anoche en vivo y en directo en el extremo contrario de la península ibérica, en concreto en la ciudad condal y, por ajustar un poco más con el Google maps, más exactamente en el estadio del Fútbol Club Barcelona, en el Nou Camp. No es, desde luego, la primera vez que Leo Messi le saca los colores públicamente a uno de sus compañeros, pero la de Villa de ayer encierra un componente más desagradable aún si cabe si tenemos en cuenta que el "guaje" acaba de salir de una lesión y está readaptándose a su vida deportiva normal. Las broncas de Leo acaban como acaban, o sea con el abroncado siempre fuera del equipo y de la Liga española, de forma que ayer ya se especulaba con el próximo destino de David: ¿Italia?... ¿Inglaterra?... ¿Alemania?...

Por lo demás, las broncas de Messi hacia sus compañeros de equipo nunca son contestadas: Leo amonesta desde una clara posición de superioridad de la que él es consciente, pone de cara a la pared al futbolista de turno y éste cierra el pico... por si acaso. Y yo lo entiendo: Messi le salva muchos más partidos al Barcelona de los que cualquier otro jugador sobre la faz de la tierra pueda salvarle a su equipo. Ojo que ni siquiera estoy diciendo que eso sea anormal: en un vestuario, como en cualquier otro grupo humano, se establecen rangos, se colocan fronteras, se levantan muros... No todos los jugadores son iguales ni a todos se les permite lo mismo. Lo que demuestran las broncas de Messi es que el chico ha crecido y es consciente del poder absoluto que tiene en la institución, un poder sólo comparable al que llegó a atesorar Guardiola.

Pero yo no voy por ahí sino, de nuevo, por el espinoso asunto de la "prostitución intelectual" que quien tenga la buena costumbre de seguir habitualmente este blog sabrá perfectamente que me tiene tan inquieto desde hace tiempo: ¿Qué se estaría diciendo ahora mismo de Cristiano Ronaldo si el comportamiento con sus compañeros fuera el de Mister Scrunch con su empleado?... Ni saberlo quiero. ¿Qué se habría escrito hoy si ayer el 7 merengue hubiera tenido una actitud parecida con, por ejemplo, Arbeloa?... Ya estoy viendo el titular: "Portugal contra España". Yo creo a Messi: en los entrenamientos se producen jugadas parecidas pero no hay cámaras. Creo a Messi del mismo modo que no tengo la menor duda de que, si Cristiano y Arbeloa hubieran aparecido abrazados al final del partido después de un huracán similar, todo el mundo habría hablado de "escenificación" y "consigna". Este sábado un argentino humilló a un español pero seguro que no hace falta molestar por esto a Cristina Fernández de Kirchner, ¿a que no?... Mañana, si hay lugar y viene al caso, hablaré un poco de la asamblea que Esquerra Republicana celebró en el Palacio de Congresos de Cataluña.

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