No hay mejor prueba de que el barcelonismo aún supura, y supurará largo tiempo, por la herida de su eliminación en la Copa de Europa ante el Inter que uno de los titulares de El Mundo Deportivo de hoy: "Swazilandia elige a Mourinho". La noticia la firma (porque, aunque pueda parecer mentira, pone su nombre) Cristina Cubero, prestigiosa periobarcelonista con la que llegué a coincidir un par de temporadas radiofónicas en El Tirachinas, y su argumento, flojo-flojo, sonrojaría a cualquier alumno de primero de Ciencias de la Información. Dice Cristina, buena chica por otro lado, que los seleccionadores preferían a Del Bosque pero que el entrenador del Real Madrid... ¡recibió ayuda exótica!... Y con esto del exotismo pasa como con todo, que o lo desacreditas siempre o no lo desacreditas nunca. Es cierto que a Mourinho le votaron los suazilandeses, pero no lo es menos que a Messi le votó el capitán de Bahamas, a Xavi el de Lesoto y a Iniesta el de Sri Lanka, y dudo mucho que allí puedan encontrar los de MD la tradición futbolística que tanto echan en falta en la elección de Mourinho.
Son ganas de enredar porque Mourinho lo ganó absolutamente todo y no creo que nadie, por muy culé que sea y muy ciego que esté, ponga en tela de juicio que el premio que le concedieron ayer al portugués sea merecido. Pero es lo que tienen estos festivales que a todo el mundo incomodan. A Cristina Cubero le preocupa, por obligación editorial que no por convicción personal, la diferencia de votos (35,92%-33,08%) que hubo entre Mourinho y Del Bosque, segundo clasificado, y a mí lo que me tiene realmente en un sinvivir es a santo de qué quedó primero Udo Jürgens con Merci Chérie, una canción tristísima, en el de Eurovisión de 1966, y no Raphael con su magnífico Yo soy aquél. Han pasado más de cuarenta años y yo me sigo preguntando... ¿por qué, Dios mío, por qué?... Sólo nos votaron Austria, con un puntito, Noruega, con tres, y... ¡Portugal con 5, la máxima puntuación!... Suiza y Mónaco, países con una "gran tradición musical", nos dejaron la rasca del chivo, un auténtico desastre.
Y si no queda más remedio que hablar del trofeo al mejor jugador, yo creo que ayer se filmó en Zúrich El primer gran asalto al tren del Balón de Oro. Menudo atraco. Lo justo, ya lo dije, era que se lo hubieran dado a Xavi, lo romántico que se lo hubieran concedido a Iniesta y lo sorprendente, y no por la calidad del jugador que la atesora toda y más, que se lo entregaran a Messi. Curiosamente, Leo se benefició de la unificación entre France Football y FIFA porque si el premio fetén, el de toda la vida, el que realmente tiene prestigio internacional, lo hubiera seguido otorgando en exclusiva la revista francesa, el ganador habría sido Wesley Sneijder. También es mala pata que justo el año que España gana su primer Mundial se decida cambiar un criterio que valió para Cannavaro en 2006, Ronaldo en 2002 y Zidane en 1998. Pero Xavi no debe sufrir ya que está confirmada la existencia de vida después del Balón de Oro, y ahí está sin ir más lejos el caso de Raúl, a quien burlaron sangrantemente en 2001 y que pese a ello sigue haciendo historia ahora en Alemania. Lo que no tiene solución es lo de Raphael. Y, ya puestos, tampoco lo de El Mundo Deportivo.