Para explicar la derrota del Barcelona en San Mamés no hay que acudir tanto a los defectos culés, que ciertamente los hubo, sino a la presión bilbaina constante, tenaz, estable durante los noventa minutos de juego, una presión incansable y un estilo de juego muy definido con el que se ha demostrado fehacientemente que se le puede hacer pupa al equipo de Martino, un modo de entender este deporte que siguen mirando por encima del hombro desde la ciudad condal como si apestara. Yo le echo la culpa de la primera derrota liguera del Barcelona al partidazo del Athletic Club de Bilbao mientras que Busquets, que a este paso va a heredar el discutible trono ético de Xavi Hernández, prefiere centrarse en la figura del colegiado.
Busquets, me dicen, es tan buen futbolista como mal compañero dentro del terreno de juego y su frase nada más acabar el partido ("el árbitro no hizo su trabajo") retrata mejor que cualquiera de mis artículos la hipocresía de la "era Guardiola", y un estado de ánimo: si nosotros no aparecemos, ya lo hará tarde o temprano el colegiado. Últimamente (y cuando digo "últimamente" me estoy refiriendo también al actual campeonato) el Barcelona ha contado con el plus de la actuación arbitral; cuando el partido se atascaba y Messi no aparecía o Valdés no paraba, ahí estaba el colegiado. Ayer ni eso. Hasta Martino, que aguanta el tipo de cara al exterior pero que está hasta el gorro por dentro, faltó gravemente a su palabra de no hablar nunca de los árbitros. Claro que es más fácil jugar contra diez, por supuesto, pero no suele ser lo más habitual.
Del partido me quedo con Toquero, el Kurt Rambis vitoriano, y con Valverde, que es un caballero. Me gusta tanto el estilo de Ernesto que incluso me gustaría para el Real Madrid. También me quedo, por lo llamativo, con el plan que Martino puso en funcionamiento para remontar el partido sacando del campo ni más ni menos que a Xavi, primero, y a Iniesta. Una de dos: o el entrenador argentino se siente muy fuerte en su puesto, que no creo, o da definitivamente por hecho que haga lo que haga no durará demasiado en el banquillo. La decimoquinta jornada de Liga también nos ha dejado la imagen de Neymar resbalando continuamente por el campo y la de Bale anotando su primer hat trick español, de lo cual se infiere que, además de todas las "virtudes" que ya le adornaban, el periobarcelonismo también puede presumir de ser gafe. Interesante...