Que me perdone el protagonista de la presentación de este miércoles en el estadio Santiago Bernabéu pero cuando hoy, en el discurso de bienvenida al nuevo jugador madridista, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, ha dicho que el club blanco iba a reaccionar y ha prometido un proyecto fuerte, pocos han pensado en Luka Jovic. Que no se me malinterprete: yo creo que el Madrid ha fichado a un goleador con un porvenir envidiable y estoy seguro de que aquí va a crecer mucho hasta convertirse en un 9 muy importante, pero pocos han relacionado la promesa de un proyecto fuerte con este chaval de 21 años. No es un problema de calidad, que la tiene, ni tampoco de edad, sino de las expectativas creadas. Las expectativas que genera Florentino siempre son máximas, no en vano es el hombre que trajo a Figo, a Beckham, a Ronaldo, a Zidane, a Bale o a James, de ahí que, al decir que el Real Madrid va a reaccionar, no se haya pensado en Jovic. Ojo, tampoco en Hazard, que es uno de los cuatro o cinco mejores futbolistas del mundo pero que ya está cerrado, ni en Pogba, que no lo está pero que es un jugadorazo. Cuando Florentino Pérez ha hablado de fortaleza y de reacción, el madridismo ha pensado en Mbappé, así de claro. No en Neymar, al que yo sí seguiría considerando una opción más realista, sino en Kylian Mbappé Lottin.
Porque para Juego de Tronos el que tiene organizado ahora mismo el Paris Saínt-Germain. Daenerys, Jon Nieve, Arya Stark y Cersei Lannister son Segunda División B si los comparamos con Neymar, Al Khelaifi, Mbappé, el padre de Mbappé, el de Neymar, Tuchel, la prensa francesa y el clan brasileño. Y en ese río revuelto es donde pretendería pescar hipotéticamente el Real Madrid. O sea, cuanto peor le vaya al PSG, cuanto más critiquen en Francia a Mbappé, cuanto más incómodo se sienta el chaval y cuantas más dudas genere con sus misteriosas respuestas, mejor le irá al Real Madrid y más plácidamente podrán soñar los madridistas, que, cuando les hacen el test de las manchas de Rorschach, sólo ven a Mbappé, a Kylian, a Kylian Mbappé y a Mbappé, de nombre Kylian. Ha sido un flechazo, un enamoramiento. Cupido ha disparado una flecha y ésta ha hecho añicos el corazón del madridismo universal: quieren a Mbappé, necesitan a Mbappé, tienen sueños húmedos con Mbappé. Y Mbappé... se deja querer. Así que, como decía, cuando Florentino Pérez dice que el Real Madrid va a reaccionar, todo el mundo le pone a dicha reacción la cara de Mbappé, que lo tiene muy difícil para salir, sí, pero no imposible.
Pareciera que en el PSG se hubiera iniciado una carrera entre sus dos jugadores franquicia... pero por salir. Neymar se ha dado cuenta de que el dinero no lo es todo y quiere salir, y Mbappé se ha dado cuenta del error de Neymar y quiere salir. Mbappé ve mustio a Neymar, le ve envejecido y fuera de la lucha por el trono del fútbol mundial. Hace tres años Neymar se codeaba con Messi y con Cristiano y ahora le han pasado por la izquierda Hazard, Salah y por la derecha Modric o él mismo. El problema de Mbappé es el mismo que el de Neymar y es que el dueño de la llave que abre la jaula de oro tiene mucho dinero y mucho orgullo y nadie le quiere enfadar porque, al parecer, por donde pasan él y su caballo nunca más vuelve a crecer la hierba.
Puede que Mbappé haya intuido que Neymar quiere volar y que si finalmente lo logra a él le tocará apechugar en la fortaleza de la isla de If. Supongo que Mbappé se ve a sí mismo como al personaje creado por su compatriota, el gran Alejandro Dumas. Se ve como Edmundo Dantés, el futuro Conde de Montecristo, a la espera de que surja un Abate Faria que le rescate de su celda. Probablemente por eso dijo lo que dijo cuando recibió el premio al mejor jugador francés del año, no le quedaba más remedio que ser del todo claro; y puede que por eso ahora no le quede más remedio que ser tibio en sus respuestas, educado pero tibio, tibio y bromista al mismo tiempo, dejándose querer. El sueño es Mbappé y, aunque yo no comparta esa opinión, Neymar parece ser la pesadilla. O sea, y para que nos entendamos todos, Mbappé es Jon Nieve y Neymar es Meñique. A Neymar no le quieren los madridistas, tampoco los culés y ni siquiera los seguidores del PSG mientras que a Mbappé le quiere todo el mundo y le necesita el Real Madrid. Y en ese tira y afloja estamos, uno a la altura del mismísimo George Raymond Richard Martin. Y hasta aquí puedo leer... por lo del spoiler.