Al contrario que muchos antecesores suyos, Mourinho tiene una visión global de la jugada. Pongamos por caso el torneo del K.O. La Copa, no nos engañemos, es una competición menor para el Real Madrid. No se va en procesión a La Cibeles por una Copa, no señor, si acaso a La Taberna de Daniela a picar unas croquetitas. Lo que verdaderamente pone a cien al madridismo es la Liga y, sobre todo, la Champions. Y no es que el Real Madrid como institución sea un club republicano, más bien al contrario: fue Alfonso XIII, abuelo del Rey Juan Carlos I, quien le otorgó su Real al Madrid. No se trata de un desprecio a la competición sino de una cuestión de prioridades, o al menos así lo había entendido yo hasta la llegada de Mourinho: el Madrid tenía entre sus dos máximas prioridades la Liga y la Champions, y no necesariamente en ese orden, y la Copa se quedaba en el trastero.
Sin embargo, debido a los desastres de la Copa hubo muchos entrenadores del Real Madrid que recibieron cristiana sepultura. El caso más reciente es el de Pellegrini, seriamente tocado desde el Alcorconazo, pero hubo más. Por eso digo que Mourinho, consciente de los antecedentes y de cómo dañaron éstos a la imagen del club, parece querer enfocar la temporada del Real Madrid a través de un gran angular. Si todos los títulos son importantes para el entrenador, todos los títulos serán importantes para los jugadores; si todos los partidos son importantes para Mourinho, todos los partidos han de ser importantes para los jugadores; si el técnico no se relaja y alinea, por ejemplo, como titular a Casillas, ningún jugador se relajará; si Mourinho advierte que tomará nota de lo que pase ante el Murcia, los jugadores sentirán que el de la Copa es un exámen más en su lucha por abrirse hueco a tortas en el once inicial.
Mourinho no miente cuando dice que si a él le hacen lo que el año pasado en Alcorcón habrá muertos. Los habrá, no tengan duda. Muertos deportivos, por supuesto, que ya me conozco a mis clásicos y no quiero líos con Esteban Ibarra. El sábado le mandó un mensajito a Benzema y hoy se lo ha lanzado a Lass Diarra: "tenemos gente suficiente. Es más problema para él que para nosotros". Me parece que ese "nosotros" está envenenado: "tú, Diarra, no te has ganado ser "nosotros" porque "nosotros" no nos caemos de un partido de Copa contra el Murcia por una adenopatía inguinal. Esto es la guerra y yo me cisco en tu adenopatía". Es probable que, tal y como afirmara anoche Víctor Sánchez del Amo en TVE, Mourinho corriera demasiado riesgo con Di María en el partido contra el Racing; el argentino pudo haberse lesionado, pero así los quiere él. Parafraseando a Shankly, las piernas del argentino ya no son suyas, pertenecen al club. Por fin un entrenador que entiende el "conceto". Más madera. También en Copa.