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El penúltimo raulista vivo

Maos de manteiga

Tras un gol encajado, el modus operandi de Iker Casillas sigue siendo exactamente el mismo... también en Portugal: error garrafal seguido de recriminación ostentosa a sus compañeros y, por último, cabeceo apesadumbrado mirando al suelo y mostrando así la absoluta soledad del deportista genial, sí, por supuesto, pero desagradablemente incomprendido. Lo vimos el domingo: balón que vuela por el cielo límpido y sin mácula de Guimaraes; Casillas que, en vez de blocar, despeja blandito, suavecito, cual veraneante de Cullera que practica el voley playa con una guiri que acaba de conocer, que está cañón y a la que no quiere dañar; delantero que aprovecha el regalo para marcar; Casillas que estira los brazos para acusar y, al final, negación con la mirada dirigida al suelo. Siempre molestaron las caritas de Casillas, incluso cuando salvaba él solito partidos con sus paradas; imagino que ahora que se ha convertido en un portero del montón molestarán aún más.

Prisa, que se tomó como una cuestión estrictamente personal la defensa de Casillas mientras permaneció aquí y que le defendió cuando sus fallos simplemente carecían de defensa posible, haciéndole al final un daño terrible, ha decidido soltar amarras. Ayer, por ejemplo, el corresponsal de El País en Portugal dejó en mantillas a Cruella de Vil con una frase final que no tiene desperdicio: "Si su crisis comenzó con el desprecio de un entrenador, ahora parece que es el gran Iker Casillas quien se faltara al respeto". Niego, por supuesto, la mayor. Y por partida doble. No hubo desprecio por parte del entrenador citado sino simple constatación de un hecho: Casillas había dejado de ser un portero del máximo nivel mundial; y quienes faltaron, y gravemente además, al respeto de Iker fueron quienes, sabiendo perfectamente que su estado de forma no era el óptimo para ocupar la portería del Real Madrid, continuaron engañándole... ¿con qué fin?...

En Record titularon así: "Maos de manteiga". No creo que Iker pueda enfadarse lo más mínimo, la verdad, porque, además de describir una desagradable realidad, el mote tiene una extraordinaria musicalidad y suena muy bien: Maos de manteiga, maos de manteiga... Si yo fuera Andrew Lloyd Webber me pondría a trabajar desde ya en una ópera rock que se llamara así, Maos de manteiga. Sólo habría sonado mejor en italiano: Le mani di burro. Y peor habría sido de haber estado Iker en la Bundesliga: Butter hände. El titular de O Jogo tampoco estuvo mal: "Pressao rebentou nas maos". Sea como fuere, las manos de Iker Casillas, que llegó en julio al Oporto en loor de multitudes, están abiertamente en cuestión tan sólo seis meses después de su llegada, pero incluso para eso tiene una explicación El País: José Mourinho.

En Portugal, por cierto, comienza a especularse con que Casillas pasará al banquillo. Ya hay incluso medios de comunicación que se preguntan en voz alta si era realmente necesaria la contratación de Iker, que vino avalada por Lopetegui, que ya no está. Parece inevitable que el debate llegue a España, más aún teniendo en cuenta la proximidad de la Eurocopa: ¿Sostendrá pese a todo a Casillas en la titularidad el seleccionador más tibio de la historia de España desde Francisco Bru para acá? ¿Será capaz Del Bosque de entregar las llaves de la titularidad a Maos de manteiga por delante de David de Gea?... Ya lo dijo el padre de Casillas en una entrevista en El Mundo: "El Oporto es de Segunda B para Iker, se merece un equipo como el Barça". Le tomo la palabra, don José Luis, le tomo la palabra.

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