Los clubes de fútbol, y significadamente el Real Madrid, deberían incluir en todos sus contratos una cláusula anti-traición. "Benítez está resentido", dice Camacho... ¿Por? ¿Por qué puede estar resentido Benítez con el Real Madrid? ¿Porque el club deportivo más importante y prestigioso del planeta le regalara la posibilidad de entrenarlo?... Alguien creyó en la capacidad de Benítez para dirigir al Real Madrid, alguien pensó que Benítez podía enderezar el barco, alguien convenció a Florentino Pérez de que Benítez era el hombre, y lo que, para desgracia de unos y de otros, quedó confirmado en un tiempo récord es que aquella creencia era demasiado optimista. A Benítez le regalaron la posibilidad de entrenar a un equipazo, Benítez desaprovechó su ocasión y el Real Madrid echó a Benítez... pagándole hasta el último euro por supuesto. Tras el fracaso de Benítez, el Real Madrid se encuentra con que no sólo se equivocó de entrenador sino que, además, éste se permite el lujo de pasarle factura al club cuando el dinerito ya lleva rentando un mes y medio en la cuenta corriente. Lo dicho, se impone una cláusula contra los traidores.
A Benítez le tocó dirigir al Real Madrid en un momento complicado, y se dijo. Se dijo, y se criticó, que algunos futbolistas destacados de la plantilla se posicionaran públicamente a favor de la continuidad de Ancelotti; también se utilizó como eximente del mal arranque del equipo la plaga de lesiones que asoló el vestuario. Se dijo que a Benítez le buscaban un día sí y otro también en las ruedas de prensa, que no le dejaban respirar, pero lo cierto es que Benítez fue absolutamente incapaz de mejorar en seis meses ninguno de esos aspectos, ninguno; es más, los empeoró todos. Benítez acabó llevándose peor con los jugadores y con la prensa y todos, desde el primero hasta el último de los futbolistas, terminaron jugando peor con él... ¿Qué se supone que debería haber hecho Florentino Pérez? ¿Inmolarse? ¿Confiar en la Divina Providencia?... Todo el mundo en el Real Madrid deseaba fervientemente que Benítez triunfara, que Benítez saliera por la puerta grande del estadio Santiago Bernabéu, pero Benítez fracasó, fue destituido y acabó fugándose a Liverpool como si fuera el hermano gemelo de Luis Roldán.
Además, Benítez sabía cómo hacer daño. Él ya conocía cuando le ofrecieron dirigir al Real Madrid que el Barcelona había logrado más del doble de títulos que el club blanco con Florentino Pérez, y dijo "sí". Él ya sabía que si no se obtienen resultados y el equipo no gana y no juega bien se corre el serio riesgo de que te pongan de patitas en la calle, y dijo "sí". El ya conocía la lista de entrenadores que habían pasado por ese banquillo y que el que más aguantó fue Mourinho, y dijo "sí". Lo más honrado habría sido decir "no". Lo más honesto habría sido decirle a José Ángel Sánchez: "Mira, José Ángel, me gustaría aceptar tu ofrecimiento pero no puedo hacerlo porque sé que si no consigo resultados me echaréis, porque por ahí han pasado ya un montón de entrenadores y porque, si te das cuenta, el Barcelona ha logrado más del doble de títulos que el Madrid desde que está ahí Florentino". Pero Benítez dijo "sí" porque su otra opción era el West Ham y, por si las cosas le iban finalmente mal, se guardó por si acaso debajo de la manga la baza demagógica que habría utilizado contra el Real Madrid cualquier antimadridista de pacotilla. Benítez la tuvo y no la aprovechó. Debería destituir cuanto antes a sus asesores de imagen, si es que los tiene, porque de ahora en adelante no sólo se le recordará como un entrenador fracasado... sino también como un traidor. Malítez, como le llamaba Federico Jiménez Losantos.