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El penúltimo raulista vivo

Mala suerte, Xavi

Xavi Hernández, durante su presentación en el Camp Nou. | <span>Cordon Press</span>

Yo no diré de Xavi lo que una parte importante del periodismo deportivo español afirmó en su momento de Zinedine Zidane, o sea que era un parche y un entrenador que no había empatado con nadie. Y no lo diré más que nada porque luego (ojalá que no sea así) puede ganar tres Copas de Europa seguidas dejándote en ridículo para siempre. No diré eso. Sí diré que si al Real Madrid se le hubiera ocurrido fijarse, primero, y fichar, después, a alguien como Xavi, hoy sería portada (para mal) de los cuatro diarios deportivos nacionales. Porque el nuevo entrenador del Barcelona aseguró en su día que el sistema político funcionaba mejor en Qatar que en España, que tenía muchas ventajas como la tranquilidad y la seguridad, que no tenían llaves de casa y que podía dejar el coche en marcha porque nadie se lo quitaba. El nuevo técnico del segundo club más importante de España dijo que aquí había gente en la cárcel por sus ideas políticas y puso en entredicho el nivel democrático español.

Dentro del terreno de juego no sé qué será de este chico, fuera lo más bonito que se me ocurre decir de él es que es un impresentable. Antes decía que si al Real Madrid se le hubiera ocurrido fijarse primero y fichar después a un entrenador que hubiera puesto en tela de juicio el Estado de derecho español hoy sería noticia negativa en todos lados pero es que (y esa es otra diferencia del Barcelona con el Real Madrid) Xavi jamás habría podido vestir la camiseta blanca con semejantes antecedentes. Como Guardiola o Piqué, este chaval es un producto esencialmente barcelonista, sólo se entiende su presencia en el banquillo de ese equipo en concreto y su mensaje únicamente va a encontrar clientela allí y ahora. Allí por Barcelona y ahora por el momento que ha elegido a Laporta para fijarse en Xavi. Sí, sí, el momento que ha elegido a Laporta y no al revés porque no ha sido el presidente del Barcelona quien ha escogido el momento para traer a Xavi sino que Joan Laporta se ha visto arrastrado por una crisis económica y deportiva galopante y no ha tenido otra escapatoria que fijarse en él. De modo que (y antes de bajar al césped) Xavi es un maleducado que lleva años haciendo proselitismo antiespañol y supongo que alguien deberá recordarlo, y probablemente sean esRadio y Libertad Digital (¡cómo no!) los medios llamados a hacerlo... una vez más. El entrenador del Barcelona ha hablado mal e injustamente de mi país y eso no se lo perdonaré jamás.

Sobre lo que ha pasado hoy tengo que decir que se esperaban 25.000 aficionados y no han acudido a la presentación ni siquiera 10.000, la mayoría de ellos estudiantes con ganas de hacer pellas. Si el Camp Nou no se llena para ver el fútbol mucho menos se va a llenar para ver a Xavi. El último día de octubre, y en partido liguero contra el Alavés, a un campo con un aforo para 99.354 espectadores acudieron 37.278, la peor asistencia en 20 años. La gente no va al campo porque el equipo juega fatal y el equipo no juega fatal por Setién o por Koeman, no, sino porque ya no está Leo Messi. En el Barcelona, y algunos llevamos adivirtiéndolo años, iba a haber un antes y un después de Messi. Da igual a quien sientes en el banquillo, como si pones un busto de Diocleciano: el que resolvía los partidos cuando éstos se atascaban simplemente ya no está, se fue al Paris Saint Germain.

La situación arrastra a Laporta, que no quería a Xavi ni en pintura, y Xavi se beneficia de una ocasión única porque en ninguna otra circunstancia, en ninguna, un entrenador de fútbol con un historial tan pobre como el suyo accedería al banquillo de uno de los clubes más poderosos de Europa. Para que un entrenador como Xavi pilote el Barça tiene que estar con el motor gripado, las alas ardiendo y el tren de aterrizaje oxidado. Por lo demás, Xavi es la opción barata porque viene aquí a hacer un máster acelerado de dirección de banquillo. Imagino que cuando una situación es tan alarmante como la culé suelen decirse siempre los mismos lugares comunes y, en el fondo, se falta un poco al respeto al anterior porque, ¿no quería orden Koeman? ¿No era exigente? ¿No quería que el Barcelona jugase bien al fútbol? Como el antecesor de Xavi y el antecesor de su antecesor, a quien por cierto han demandado por no cumplir su palabra de hacer jugar bien al fútbol al equipo, este chico promete orden, disciplina, mano dura y buen fútbol, pero... ¿con qué? ¿Con Pedri, Fati, Nico y Gavi?

No voy a mentir, no le puedo desear lo mejor a Xavi, yo le deseo lo peor deportivamente hablando. Y le deseo lo peor porque, y además de ir por ahí ofendiendo a mi nación, Xavi ha sido también muy irrespetuoso con el Real Madrid y, por si fuera poco y abusando de su mayor inteligencia, engañó en su día al capitán de mi equipo para protagonizar con él un pastiche del que cualquier madridista se avergüenza aún hoy. Así que, y como no soy un cínico, que te vaya fatal, Xavi, lo peor posible. Te deseo salud a ti y a los tuyos, felicidad en tu vida familiar y, por todo lo anteriormente dicho, que tu paso por el banquillo culé sea un fracaso monumental. Esto en Qatar igual no te lo podría decir pero afortunadamente aquí sí. Mala suerte, Xavi, mala suerte.

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