Es lógico y normal que Di Matteo esté como unas castañuelas de contento, aunque durante todo el partido se comportara como el cochero de Drácula; ganarle al Barcelona y, lo más importante de todo, que no te meta ni un solo gol, no está al alcance de cualquiera. Todo queda, pues, pendiente del partido del Nou Camp cuando la mayoría de apuestas iban en la misma dirección: la defunción del Chelsea en Stamford Bridge. No comparto el optimismo del entrenador italiano y creo que el equipo azulgrana jugará la final de la Champions; ni tampoco creo, claro, a Guardiola cuando afirma que ahora el Chelsea es favorito: Pep ha desarrollado un mecanismo de defensa, un método bastante simple que le quita presión combinando el fingimiento y la falsa humildad a partes iguales.
El Chelsea, que es uno de los cinco o seis clubes más importantes del planeta, le jugó al Barcelona en su casa con todos por detrás del balón y buscando las centelleantes salidas a la contra, de un modo muy similar a como le jugó en su día el Real Madrid de Mourinho; en una de esas Drogba, que posee un talento inmenso para comprender las distintas fases por las que atraviesa un partido y cuándo hay que bailar rápido y cuándo hay que hacerlo lento, la cazó. Antes y después, el Barcelona tocó, tocó, tocó y volvió a tocar, música y letra tan universalmente conocidos ya a estas alturas como el Help! de los Beatles. Suele bastarle ese ritmillo a los culés para hipnotizar a sus rivales, aunque el factor fundamental siga siendo Messi, que anoche no tuvo la suerte de engancharla. Cuando el argentino no hace una de sus diabluras, el Barcelona lo pasa mal.
Era inevitable que al final del partido ardiera twitter, esa suerte de tercer tiempo del ciberespacio que hace las veces de barra del bar. Nada más acabar el encuentro escribí lo siguiente: "Mal partido de Coentrao"... y se lió la mundial, claro. Yo creo que el Real Madrid pasará por la piedra el miércoles al Bayern de Múnich y que el Barcelona hará lo propio con el Chelsea el martes, creo que habrá final española y deseo que esa final la gane el equipo blanco. Pero, después de todo, después de lo rematadamente mal que jugó el Madrid en el Allianz Arena, después del error del árbitro concediendo un gol ilegal a los alemanes, después del 2-1 encajado en el último minuto del partido, resulta que los blancos han sacado un resultado bastante mejor que los azulgrana. Culpa de Mourinho.