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El penúltimo raulista vivo

¿Luis Enrique?... ¡Mambooo!

En mi opinión, Luis Rubiales se equivocó rotundamente al prescindir de Julen Lopetegui a dos días del inicio del Mundial, y así se lo hice saber. No me convencieron ni sus explicaciones ni sus razonamientos, pero es que el presidente de la federación española de fútbol no está para convencer ni a un periodista ni a dos ni a mil sino para tomar sus propias decisiones, y él, saltándose según mi leal saber y entender todas las normas del sentido común, que a veces es el menos común de los sentidos, echó con cajas destempladas a Lopetegui. De haber ganado España el Mundial con Fernando Hierro seguiría pensando lo mismo, o sea que prescindir de Lopetegui fue un error, pero el caso es que la selección cayó en octavos de final y jugando, además, un fútbol lamentable, así que Rubiales ni siquiera puede aferrarse al clavo ardiendo de un buen papel de España en Rusia porque, más que papel, lo que hicimos fue un papelón.

Cuando José Félix Díaz publicó el otro día en Marca que los internacionales apoyaban la candidatura de Míchel para sustituir a Hierro, que sustituyó traumáticamente a Lopetegui por todo lo anteriormente expuesto, pensé que, después del tsunami provocado con Lopetegui, Rubiales quería un poco de paz. Alguien hizo sonar el nombre de Xavi, que habría provocado la III Guerra Mundial, pero el abanico de posibilidades parecía quedar reducido a tres varillas: el citado Míchel, que también fue candidato finalista junto a Lopetegui para el banquillo del Real Madrid, Quique Sánchez Flores y Luis Enrique, un provocador nato, un hombre que se lleva francamente mal con la prensa, a la que suele tratar con displicencia y chulería. De Luis Enrique no cuestiono su conocimiento futbolístico, que tampoco es superior al de Míchel, Quique o cualquiera de los otros 50 entrenadores que podrían hacerse cargo del banquillo de España (¿o es que cuando Villar designó a Lopetegui, éste se encontraba entre los favoritos?) sino su capacidad para enfrentar y para dividir, que es justo todo lo contrario de lo que le hace falta ahora mismo a España.

Pues bien: la situación ha dado un giro de 180 grados y ahora mismo el favorito de Luis Rubiales para hacerse cargo del banquillo de la selección es Luis Enrique, que es el mismo que hace tres meses decía que los catalanes eran "la hostia" y que estaban mucho más adelantados que el resto de españoles. De confirmarse, el nombramiento de Luis Enrique será la constatación de que a Rubiales le va el mambo y que pretende que este año y medio previo a las nuevas elecciones en la federación sea un año movidito. Paco Buyo dijo el otro día en El Chiringuito que la decisión de prescindir de Lopetegui tuvo mucho que ver con el influjo de Andreu Subies, vicepresidente económico y presidente de la federación catalana, que ganó unos cuantos votos para Rubiales. Es posible que esa mano, negra o blanca, vuelva a encontrarse detrás de la elección de Luis Enrique, a quien yo deseo mucha suerte y algo que es imposible, que cambie su actitud y una en vez de dividir. ¡Mamboooo!...

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