A Luis Enrique le ha sentado mal que el periodismo deportivo diera el otro día la noticia de su fichaje como futuro entrenador del Barcelona. Porque, salvo que el aún técnico del Celta de Vigo se reuniera con el director deportivo azulgrana en su casa de Gavá para jugar al guiñote, eso es lo que la prensa interpretó muy astutamente que estaban haciendo él y Zubizarreta. Sólo se me ocurre una forma más efectiva de publicitar esa reunión, de la que por otro lado parece que estaba informado hasta el Tato, y es que el técnico asturiano se hubiera subido a un andamio y, megáfono en mano, hubiera gritado repetidamente a los cuatro vientos lo siguiente: "¡Estoy negociando con el Barça mi próximo contrato!"... De algo estoy seguro: Luis Enrique nos va a dar mucho juego con o sin andamio.

Ha dicho el entrenador del Celtarcelona que él en su casa hace lo que le da la gana. De acuerdo. Y ha añadido que sabe perfectamente dónde está la línea y que no la va a cruzar. Pero da la casualidad de que sí la cruzó, vaya que si la cruzó, la cruzó ampliamente, se pasó tres prueblos de la línea roja y llegó hasta Sitges derrapando. Hay tres formas de hacer las cosas: bien, mal y como las hace Zubizarreta. Se me ocurre a mí que si Luis Enrique no quería que sus hijos vieran su casa en la televisión lo mejor para todos habría sido llevar a cabo su fichaje con cierta discreción, ¿no?... Se faltó al respeto a Martino, al Celta y, ya puestos, incluso al Real Madrid, que está luchando con su próximo equipo por la Liga y se enfrenta con el actual dentro de unas cuantas horas.

La prensa es inocente. Salvo, claro, que el entrenador del Barcelta pretendiera que no se informara de algo que estaba ocurriendo en vivo y en directo y delante de sus mismísimas narices además. Luis Enrique y Zubizarreta han recorrido juntitos y de la mano el paseo marítimo de Gavá y luego se han quejado porque no se ha respetado su intimidad cuando lo suyo ha sido clarísimamente un "posado robado". Aquí el gran cornudo deportivo ha sido sin lugar a dudas el pobre Gerardo Martino, que tiene que estar alucinando con lo que pasa en ese club. Da igual que mañana o dentro de dos semanas Luis Enrique enseñe su contrato tapando o no las cantidades porque la reunión del otro día fue una de las más esperpénticas que logro recordar en los últimos veinticinco años. Celtarcelona de día, Barcelta de noche: ¿se puede ser más estrafalario?...