Hay cosas que no entiendo. Por ejemplo: no entiendo por qué si en febrero, con el Real Madrid 10 puntos por encima del Barcelona, había Liga, en diciembre, con el Barcelona 13 puntos por encima del Real Madrid, ya no la hay (y abro en este punto un paréntesis para recordar que el Atlético está a 9 puntos del líder de la clasificación y que, pese a ello, se le somete a un ninguneo por parte del periodismo deportivo ciertamente ofensivo para el club colchonero, que es un histórico). Recuerdo que, con su equipo 10 puntos por debajo del Real Madrid, Guardiola dio poco menos que finiquitada la Liga en febrero y nadie, salvo probablemente yo que jamás le creí, dijo nada: ¡había hablado el gurú, el Steve Jobs del fútbol mundial!... Siempre pensé que, aunque agotado psicológicamente por Mourinho y pensando ya en la huída de España tal y como recoge atinadamente en su libro Guillem Balagué, lo de Guardiola no era más que una táctica dentro de otra, como con las matrioskas, y al final acabó enredándose en sí mismo.
Pero el caso es que cuando Guardiola decía que la Liga estaba acabada yo no le creí, y algún susto le dio el Barça al Madrid desde entonces... hasta acabar a 9 puntos del equipo azulgrana. Porque conviene recordar hoy, cuando pintan bastos, que el Real Madrid de Coentrao, que de repente surge en la columna de opinión de algún pope del periodismo deportivo español como responsable de la enorme distancia de puntos entre un equipo y otro, acabó la Liga pasada con 9 puntos de ventaja sobre el mejor Barcelona de la historia según todos los especialistas; nadie pedía entonces en tono de sorna en el Camp Nou que Mourinho se quedara, todo el mundo quería sacarle del país de noche en un helicóptero, sedado y amordazado, y soltarle en paracaídas en su natal Setúbal, ciudad de la que jamás debió permitírsele salir. Hoy claman porque se quede, y es que no hay modo humano de dar satisfacción a la gente del fútbol.
Ahora también creo que lo de Mourinho es pura estratagema. Naturalmente que 13 puntos son muchos, un montón, y que la tarea es más ardua aún si tenemos en cuenta que el Barcelona lo ha ganado todo menos aquel empate con el Madrid que debió ser victoria blanca. Pero, tal y como se han puesto las cosas, con el Real enterrado por todos y con los jugadores conjurándose por la Décima, el equipo no tiene nada que perder y, viendo el nivel de juego exhibido hasta la fecha, únicamente puede mejorar. Lo que por cierto, sin querer restarle naturalmente mérito a la labor del entrenador culé, demuestra la racha histórica del equipo del novato Vilanova es que al novato Guardiola, como ahora a Tito, les toco la lotería, la primitiva y el euromillón, todos juntos y de golpe, con Leo Messi. A algunos les gustaría ver qué hacía Mourinho dirigiendo por ejemplo al Levante y a mí, que soy más modesto, me gustaría ver qué hacía este Barcelona sin el concurso del argentino.