Curioso. Ayer por la mañana, leyendo una de las crónicas del partido Valladolid, 2 - Real Madrid, 3, me tropecé con un comentario verdaderamente fantástico, y lo digo en el sentido literal de la palabra: el equipo de Mourinho no había ganado porque tuviera un plan sino por la calidad individual de sus jugadores y en especial de Özil. Lo que, en el fondo, pretendía el cronista con ese comentario no era otra cosa que desprestigiar de nuevo la labor de Mourinho como entrenador: los errores del portugués habían puesto en un brete a su equipo y únicamente el acierto de un crack pudo sacarle del atolladero en el que se había metido él solito. Y en Tiempo Extra, ya por la noche, escuché a José Manuel Estrada diciendo que Mou no trabajaba las jugadas a balón parado y, para sostener tan temeraria opinión, la argumentaba diciendo que los entrenamientos eran a puerta cerrada y que por lo tanto él no podía dar fe de que ensayaran las jugadas de estrategia. ¡Olé!... Creo que fue Sergio Valentín quien, muy acertadamente desde mi modesto punto de vista, le dijo que lo único que le quedaba por hacer a Mourinho era salir a parar a Manucho y que a Pepe, Ramos y Arbeloa (170 partidos internacionales les contemplan) no había que enseñarles cómo defender un saque de esquina.
Volviendo al plan, que según el cronista no existió. Yo creo que si ha habido algún partido desde que Mourinho está sentado en el banquillo del Real Madrid en el que haya podido comprobarse lo buen estratega que es fue precisamente el del sábado en Pucela. Es cierto que no tuvo un plan, tuvo varios. De entrada alineó en defensa a Arbeloa, Pepe, Ramos y Nacho y, con el 2-2 en el marcador, dio paso nada más arrancar la segunda mitad a su primera variación ofensiva de cierto calado: quitó a Nacho y metió a Di María, suplente en beneficio de Callejón, pasando a éste a la otra banda pero como lateral zurdo y no como interior. En vista de que no llegaba el gol de la victoria Mourinho volvió a introducir otro cambio y de nuevo buscando los tres puntos: puso a Ramos de lateral derecho, colocó a Xabi de central por la izquierda, quitó a Arbeloa para dar entrada a Modric y volvió a cambiar de bandas a Özil y Di María. En cuanto el Madrid logró el tercero de la noche Mourinho volvió a variar el planteamiento: Varane entró por Benzema y pasó al lateral derecho, ocupando de nuevo Ramos su posición en el centro de la defensa junto a Pepe; Xabi volvió junto a Khedira y Modric se situó como media punta por detrás de Cristiano que quedó como 9 en lugar de Karim. Otra cosa distinta es que el cronista no comprendiera lo que hizo Mou, pero si el portugués ha jugado (y ganado) alguna vez con la pizarra fue el sábado 8 de diciembre de 2012 a partir de las nueve menos cuarto de la noche.
Si algo no puede negársele a Mourinho, que a veces acierta y a veces se equivoca como todo el mundo, es su tremenda capacidad para motivar a los futbolistas y la hererodoxia en sus planteamientos. Diciendo que el Real Madrid no tuvo ante el Valladolid un plan y que el equipo ganó gracias a las individualidades (que también) de sus estrellas se está mintiendo y se está faltando gravemente al respeto del entrenador y a la inteligencia de los lectores. Porque si yo leo que el Real Madrid no tiene un plan no puedo por menos que pensar que lo que se está queriendo decir en realidad es que el Barcelona sí lo tiene ("piensa mal y acertarás") cuando los planes de Vilanova (y antes de Guardiola) se resumen todos en uno: Leo Messi. Cristiano Ronaldo, que es un goleador bárbaro, lleva hasta el momento 21 goles en la temporada 2012-2013, Benzema e Higuaín 8, Özil y Callejón 5, Di María 4, Kaká y Pepe 2 y José Rodríguez, Morata, Marcelo, Essien, Khedira, Modric y Ramos llevan 1. Veamos el Barça: Messi ha marcado 30 goles, Villa 8, Cesc 7, Adriano 5, Xavi 4, Alba, Tello e Iniesta 3, Pedro 2 y Puyol, Alexis, Song, Alves y Piqué 1; el dato en Champions es abrumador: Messi (5 goles) ha marcado él solo un gol menos que Cesc, Adriano, Iniesta, Alexis, Alba y Alves. El Barcelona ha marcado hasta ahora, entre Liga, Liga Europea de Campeones, Copa del Rey y Supercopa, un total de 70 goles, de los cuales Messi lleva nada más que el 43%. Un planazo vaya: balones a Lionel.