Todo el mundo sabe en qué condiciones se llevó a cabo el casting para elegir al nuevo entrenador del Real Madrid. Ya fuera porque intuía que el desgaste de la plantilla y el suyo propio harían encallar al equipo, porque estaba harto de la situación de Cristiano o porque de verdad quisiera tomarse un respiro, lo cierto es que Zinedine Zidane entró una tarde en el despacho del presidente del club y le dejó una bomba de neutrones que éste tuvo que desactivar en un tiempo récord. Se intentó con Pochettino, que había renovado su contrato hacía dos semanas; se preguntó por Klopp, que no tenía ningún interes en irse del Liverpool; se llamó a Allegri, que rechazó el ofrecimiento por motivos personales; y entonces alguien dijo "Lopetegui". Julen, y él lo sabe, no era la primera opción, ni la segunda, ni siquiera la tercera. Lopetegui era, si acaso, la cuarta opción y, tras las de Pochettino, Klopp o Allegri, ni siquiera la mejor en mi opinión.
Es posible que, de haber venido cualquiera de los entrenadores anteriormente citados, el Real Madrid estuviera ahora mismo en la misma situación que con Julen, no lo sé. Nunca es fácil hacerse cargo de ese banquillo pero es aún más complicado llegar para sustituir al entrenador que acaba de ganar tres Champions consecutivas y sin el máximo goleador histórico del club, que también se acaba de ir. Pero a Lopetegui le veo sobrepasado desde el primer minuto del primer partido de la pretemporada, como si el premio para él hubiera consistido no tanto en dirigir al Real Madrid día a día sino en que alguien pensara que él podía hacerse cargo del banquillo. Lopetegui no se cree a Lopetegui como entrenador del Madrid y le veo agotado, le veo arrastrando en octubre una cruz aparentemente demasiado pesada para él, le veo superado por las circunstancias, que no van a ser siempre positivas, y sin capacidad de respuesta. A Lopetegui le veo, sinceramente, fuera de su elemento, que a lo mejor no era aún de la altura y del nivel de espectativa que requiere un equipo como el blanco. Le veo como vi a Benítez, a Queiroz, a Floro o a Pellegrini en su día pero con unos números bastante peores que los suyos. Le veo, si se me permite la comparación, como a López Caro. O sea que le veo... pero no le veo.
A un punto del peor Barça de los últimos trece años, Lopetegui ha empeorado hasta ahora todo lo que ha tocado. Ha gestionado mal el asunto de Vinicius, de quien dijo que estaba falto de cocción para, de repente, sacarlo 3 minutos contra el Atlético; ha repartido protagonismo entre Keylor Navas, que es clarísimamente el pasado, y Courtois, hasta el punto de que a Thibaut le tiene como un flan, inseguro como pudo apreciarse en el gol del otro día del Alavés. Nadie entiende, o al menos yo no lo entiendo, el criterio de las rotaciones de Lopetegui. ¿Y cómo es posible que Carvajal permaneciera sobre el campo 8 minutos lesionado el otro día y acabara jugando de extremo? ¿Cómo se entiende que, lesionado o no lesionado, Bale permaneciera el otro día sobre el terreno de juego para lanzar un libre directo contra el Alavés?
Por si todo esto fuera poco, Julen está tratando de introducir un sistema de juego que atenta directamente contra la naturaleza histórica de un club que es más viejo que las tácticas futbolísticas y que, además, algunos títulos ha ganado desde 1902 jugando exactamente a todo lo contrario que ahora propone el entrenador. Las lesiones a las que él se refería el otro día son ciertas pero, ¿por qué se producen tantas y tan pronto? Por supuesto que la suerte es un factor a tener en cuenta, yo no creo que el Madrid mereciera perder el otro día en el campo del Alavés, pero lo cierto es que tampoco mereció pasar del empate y, si el Real quiere ganar la Liga, y más aún una tan barata como la actual, tiene que llevarse los 3 puntos de Mendizorroza sí o sí. Es cierto, es muy pronto para esto, es muy pronto para que el Real Madrid esté así, aún estamos en octubre y la apuesta es arriesgada: ¿Qué pasará si se aguanta a Lopetegui?... Puede ganar Liga y Champions. Pero, ¿es eso posible?...
Según el principio de Ockham, que no es irrefutable, la explicación más simple y suficiente es la más probable, pero no necesariamente la verdadera. Ya lo dice el refrán: cuando de San Galo llega la hora, la vaca en el establo mora, y para San Galo quedan 8 días. El problema es qué hacer con la vaca y si, llegado el caso, habría otra con la que sustituirla. El problema fue de casting, y vino provocado por una decisión unilateral e incomprensible por parte de Zidane. El problema no es perder sino cómo se pierde. Y todo esto no tiene nada que ver con la persona, que es fantástica, sino con el reto. Yo también soy un buen tipo pero si mañana me llaman para dirigir el New York Times, a lo mejor digo "no", por mucha ilusión que me haga. Si, tal y como sugiere todo el mundo, en el Real Madrid se lo están pensando... es que ya se lo han pensado. Y, ahora mismo, no puedo decir que me parezca una mala decisión la de destituir a Lopetegui cuando aún hay tiempo para reaccionar... o para que el equipo se estrelle con otro entrenador. Con otro entrenador, sí, pero también con otro sistema de juego. Para noviembre, si el Barça se enchufa, puede ser tarde.