No hace falta ser Miss Marple para darse cuenta de que Quique Setién se relamía con la posibilidad de que aquí se optara por lo mismo que en Francia, se dejaran las cosas como están, se suspendiera la Liga y se proclamara campeón al Barcelona. Sería un título poco digno, sí, sería un campeonato manchado, una Liga de la que nadie podría presumir o sacar pecho, pero Setién, que es un zorro viejo, sabe que quien resiste vence, que al final la gente olvida y que, dentro de cinco o seis años, no se hablaría de la Liga de la pandemia sino de la Liga de Quique Setién. O sea, sobrevivir. Digo que no hace falta ser Miss Marple para llegar a la conclusión de que Setién soñaba con que no se pudiera reanudar la Liga y que se proclamara campeón a su equipo porque, y salvo de que sus vacas no dan suficiente leche, don Enrique se ha quejado de todo durante la pandemia. Antes de la pandemia también solía protestar por todo, por el fútbol de su rival, por el estado del terreno de juego, por el árbitro, por todo...
Pero durante la pandemia, a medida que se iba conociendo que Javier Tebas estaba poniendo toda la carne en el asador para que se reanudase el campeonato y que sus planes para que las cosas se quedasen como estaban se iban frustrando, Setién ha ido incrementando sus protestas. Primero protestó por el esbozo de protocolo que estaba diseñando la Liga: "Me lo he leído", decía el entrenador culé, "y me parece un sinvivir, no creo que se pueda realizar todo eso". Después se quejó porque habría que disputar muchos partidos en muy poco tiempo: "Tengo bastantes dudas porque habrá que jugar muchos encuentros", decía, "y eso afectará al rendimiento y puede provocar lesiones". Más tarde alzó la voz para poner en solfa la precipitación: "Pensábamos que íbamos a tener más tiempo", comentaba, "porque dejamos muchas cosas sin poder trabajar. Lo tendremos que concretar en quince días porque ni siquiera nos han dejado meternos en una sala a ver vídeos". Y, por último, se ha mostrado molesto con la posibilidad de realizar cinco sustituciones: "Creo que perjudicarán al Barça", reflexionaba, "por nuestra forma de jugar y porque sabemos que muchos partidos los resolvemos en los minutos finales".
Así que mal por el protocolo, peor por los partidos que hay que jugar en tan poco tiempo, mal por la precipitación y mal también por la posibilidad que van a tener los entrenadores de todos los equipos de realizar cinco cambios. Quique Setién realiza pequeñas críticas pero, en el fondo, lo que está haciendo es una enmienda a la totalidad del retorno del campeonato, que él habría preferido que se hubiera quedado como está, o sea con su equipo como primero de la clasificación general provisional. Esa provisionalidad es la que no convence al técnico de un club que presupuestó 1.047 millones de euros en el pasado mes de octubre, récord absoluto en los 121 años de historia azulgrana y que, según todos los socios y seguidores culés, tiene al mejor futbolista de todos los tiempos, Lionel Messi, en sus filas.
A Setién no le gusta volver, don Enrique no quiere jugar porque, como le pasa a todo el mundo, lo que Setién quiere es ganar. Si se siente tan incómodo es porque él prefiere pájaro en mano a los ciento que vayan por ahí volando, que sólo Dios sabe dónde acabarán. Lo tenía, ya lo tenía, y de repente se lo han quitado. Como pasa con las matrioskas, esas muñecas rusas de madera que están huecas por dentro y que encierran otra muñeca más pequeña, su mensaje encierra otro mensaje y éste es el de que no se fía y, como creyó Messi, piensa que probablemente no le dé con su actual plantilla; y, dentro de este mensaje otro más: Setién está preparándose para lo que pueda venir y si lo que viene es que, al final, haya otro campeón, poderlo justificar: es que nos hicieron volver precipitadamente... es que el protocolo era ininteligible... es que tantos cambios nos perjudicaron... es que nos obligaron a jugar demasiados partidos en poco tiempo... es que los futbolistas corrían más riesgo de lesionarse... es que las vacas de Liencres dan menos leche que las de Castro Urdiales... Es que... Es que... Es que... Es que eres un llorón, Quique Setién, un auténtico llorón. El llorón más rico del fútbol mundial.