Me gustaría hacer una pregunta sin malicia: si Messi dijo al final de la gala del Balón de Oro que Cristiano se había merecido el premio, ¿por qué no le votó?... Messi votó por este orden a Iniesta, Xavi y Neymar, curiosamente tres futbolistas de su equipo, y dejó sin votos a Cristiano, que según él se había merecido el premio. Cristiano tampoco votó a Messi pero, a diferencia del argentino, el portugués no dijo que Leo se lo mereciera. ¿Por qué Messi dice una cosa y luego hace otra distinta? ¿Es como lo del "nosotros no hablamos de los árbitros" de Xavi?... Y otra cosa más: en ocasiones precedentes, y en vista de que Cristiano no votaba a Messi, solía argumentarse que no lo hacía porque era un jugador egoísta y obsesionado con el Balón de Oro: ¿Por qué no se aplica idéntico criterio a Messi?... Quiero decir: si Cristiano no vota a Messi porque es un egoísta, ¿no cabe deducir que Messi no vota a Cristiano por idéntico motivo?... Estoy hecho un auténtico lío, la verdad.
El caso es que, cual moderno Aquiles del siglo XXI, Cristiano Ronaldo pudo él solito con el poderosísimo lobby argentino, lo cual tiene un mérito que únicamente el paso del tiempo nos hará valorar en su justa medida. Ni el peor de los enemigos de Cristiano, ni su mayor detractor, creía de verdad que existía una distancia de tres Balones de Oro entre Messi y él. Nadie lo creía. Y eso que el lobby ha trabajado duro machacando el hígado de votantes y aficionados en general. Gracias a Dios que el guionista del documental de Álex de la Iglesia sobre la vida, obra y milagros de Leo no vota porque ya no juega ni tampoco entrena pero su influencia, y más aún viniendo de alguien que jugó, entrenó y luego dirigió desde los despachos al Real Madrid, ha sido realmente pèrversa en el pasado y promete serlo también en el futuro. Ya saben lo del enemigo en casa, ¿no?... Y además en varias etapas.
Al grano: ganó el mejor, que también lo había sido según mi criterio en 2012, y nos ofreció además uno de esos momentos mágicos e irrepetibles que tardaremos mucho tiempo en olvidar. Todos lloramos con Cristiano, su madre y el peque al que subió al estrado; unos lo hicimos de satisfacción porque al fin se hacía justicia después de tanto tiempo y otros, desde Barcelona, lo hicieron, lo hacen y lo seguirán haciendo por la rabia que les produce ver cómo le quitan a Messi algo que habían interiorizado (gracias entre otros a Valdano) que era de su propiedad. La gala me gustó porque Cristiano se comportó como un hombre acercando el mito futbolístico a todos los aficionados. Con Messi todo se había convertido en un mero acto burocrático, un gesto administrativo según el cual el argentino recogía el paquete, firmaba el albarán del repartidor y seguía viendo la tele, y con Cristiano cobró humanidad. Hasta Blatter, que es un cara, se emocionó. Lloró Cristiano y rabia el periobarcelonismo, ¿se puede pedir más?