Lo de Ayza Gámez de ayer ya no tiene remedio. Es público y notorio que es un árbitro que no tiene precisamente simpatía por el Real Madrid y también se sabe que ha estado a punto de descender varias veces y que ayer le premiaron con el gordo de la lotería del nuevo San Mamés. Lo cierto es que con una decisión injusta, Ayza se cargó el partido y también probablemente la Liga. Pero el árbitro es simplemente el mensajero del miedo de alguien que está más arriba, Victoriano Sánchez Arminio, y éste es el empleado de alguien que está más arriba que él, Angel María Villar. Ayza hizo lo que casi todo hijo de vecino hubiera hecho en su lugar para sobrevivir, lo que probablemente le sugirieran sotto voce que hiciera o que él detectara en el ambiente que había que trasladar al terreno de juego para continuar cobrando la soldada.
Por eso, desde el punto de vista del Real Madrid Club de Fútbol, cómo esté redactada el acta de Ayza y si la expulsión de Cristiano, que de rebote puede perjudicar al club en la Copa, fue fruto del resquemor hacia un equipo en concreto o hacia el jugador en cuestión o derivó simple y llanamente del hecho de que el colegiado es malísimo, carece de interés. De lo que tienen que hablar, y muy seriamente, en el Madrid es del futuro y de cómo conseguir que la Liga sea una competición que un club como el merengue, que invierte mucho dinero en ella, pueda jugar con un mínimo de garantías de imparcialidad. El Real Madrid viene de Ayza y va hacia Clos, el colegiado que expulsó también a Cristiano y, por supuesto, a Mourinho en la final copera ante el Atleti. El panorama no puede resultar más desolador.
A fuerza de repetirlo tantas veces parece como si el contenido de lo expuesto resultara baladí: Florentino Pérez apoyó en su día la candidatura de Gerardo González Otero a la presidencia de la federación española de fútbo mientras que Joan Laporta, burlándose del resto de colegas de la Liga de Fútbol Propfesional, se decantó por Angel Villar. El objetivo, por lo tanto, es Villar; ni Ayza ni Ayzo, Angel María Villar Llona, el del "fulbol". Y mientras el del "fulbol" no cambie, un lunes estaremos hablando de un gol injustamente anulado, al siguiente de una expulsión mal pitada o al otro de un penalti no señalizado. Ya puede Florentino invertir 90 en Bale que mientras Villar siga correteando por ahí no habrá absolutamente nada que hacer. Nada. Y si el club calla, menos que hacer aún. Y si Ancelotti enarca la ceja, menos aún. Llegó la hora de la acción.