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El penúltimo raulista vivo

Le doy mi más sentido pésame, señor Laporta

Fútbol Club Barcelona, Manchester United e Inter de Milán fueron a proclamarse curiosamente el mismo día campeones de sus respectivas Ligas. Pero Joel Glazer, el hijo que Avram Glazer tiene al frente del club de Old Trafford, no tuvo un recordatorio especial para Tom Hicks del tipo de "estoy muy tranquilo porque el del Manchester es un proyecto consolidado mientras que el del Liverpool va claramente a remolque". Massimo Moratti, presidente del Inter, tampoco se refirió a Adriano Galliani, el máximo responsable del Milan, en términos parecidos. Supongo que para los aficionados de Manchester e Inter era el momento de la celebración y de los festejos, un día para disfrutar con alegría tras una competición muy larga. Es increíble pero el Barcelona se proclamó oficialmente campeón de la Liga española a eso de las doce menos cuarto de la noche del sábado 17 de mayo y no se había cumplido aún la primera hora del domingo 18 cuando Joan Laporta ya estaba hablando del Real Madrid.

A esa reacción fuera de toda lógica, y no a que un candidato a la presidencia del club blanco diga que él no recuerda ningún pacto de no agresión con el Barcelona, es a lo que se conoce popularmente como madriditis. El Barcelona es campeón de Liga sin bajarse siquiera del autobús que le lleva a Mallorca, lo ha conseguido con un fútbol espectacular y con unos números verdaderamente increíbles que nos han dejado a todos con la boca abierta, acaba también de ganar la Copa del Rey, está a diez días de disputar una final de la Champions League, los mismos que antes querían emplumar a Laporta ahora le piden a voz en grito que compita con Montilla por la presidencia de la Generalidad, pero el presidente del club que mejor juega ahora mismo al fútbol en el mundo no resiste la tentación de referirse al Real Madrid. ¿Existe mayor acceso de madriditis que ese?

Laporta es digno de lástima. Aquí tiene, si lo quiere, un hombro sobre el que llorar. Porque, aunque no lo crean, Laporta quiere llorar, y no precisamente de alegría, el día que su equipo acaba de ganar la Liga. Y es un hombre que tiene miedo, mucho miedo. Y el fútbol no se inventó ni para llorar ni tampoco para tener miedo sino para pasarlo bien y disfrutar de la vida. A Laporta no le inquieta que Florentino Pérez pueda quitarle un jugador porque todos están "comprometidos" con el club, pero a renglón seguido advierte que no se le ocurra contactar con ninguno. Han pasado 59 minutos del 17 de mayo, su equipo acaba de ganar la Liga hace 1 hora y 14 minutos, y ya está hablando de que el suyo es un proyecto consolidado y que el Real Madrid va a remolque y necesitará fichar a golpe de talonario. El no, él fichó a Henry con sólo mostrarle la guía gastronómica de Cataluña y una foto del Parque Güell. Iba a felicitar a Laporta, pero, por sus declaraciones, casi me dan ganas de darle mi más sentido pésame. Créame que lo siento, Joan.

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