Está claro que a los enemigos de Cristiano, que suelen coincidir en general con los del Real Madrid y en particular con los de Mourinho, no les importa nada sus éxitos. Da igual que lleve 25 goles entre Liga, Champions y Copa, y que a estas alturas de la temporada sus números sean incluso mejores que cuando ganó la Bota de Oro, hace de eso un cuarto de hora como quien dice. Da lo mismo que Cristiano no necesitara período de aclimatación, se implicara desde el primer minuto de juego y no esperara para devolver los cien millones de euros que costó. Para los enemigos de Cristiano, que ya digo que coinciden con los del Madrid, carece de interés que sintiera como propia la camiseta blanca desde el día de su presentación, haciendo gala de un espíritu competitivo que encaja bastante bien con la idiosincrasia del club blanco.
Si, en lugar de llevar 21 goles en 17 partidos de Liga, cuatro goles más que Messi, diez goles más que Soldado, once goles más que Benzema, doce más que Falcao, Cristiano ya hubiera alcanzado la media centena, del portugués se continuaría diciendo que lanza todas las faltas, que es un chulo, un prepotente, que se arruga ante el Barcelona y que, para colmo de males ajenos, sale con Irina Shayk. Yo creo que Cristiano da por descontado que ese aluvión, los gritos de "¡Messi, Messi, Messi!" de cuatro pelagatos o el punterito láser de las narices, seguirá produciéndose hasta el día en que cuelgue las botas y más allá, pero para lo que probablemente no estuviera preparado es para el rumor de desaprobación de su propio estadio, de su gente, de sus aficionados.
Insisto en que el respaldo mayoritario de los socios y aficionados del Real Madrid a Mourinho me parece bueno para el club. Fuera complejos. Y, del mismo modo, he de decir que me parece profundamente injusto y absolutamente contradictorio y nocivo para los intereses del Madrid que en la grada se produzca siquiera un ligerísimo runrún contra Cristiano. Habrá quien vaya al campo para asistir a un espectáculo deportivo y se sienta con todo el derecho del mundo para criticar al crack que no ha dado ese día la talla, pero al estadio Santiago Bernabéu suelen acudir madridistas de corazón, merengues a quienes supongo bien informados del estado actual de las cosas y de lo complicadísimo que va a resultar apear al Barcelona del machito, si es que al final se logra. El Real Madrid es el único club de fútbol del mundo que ha aceptado el reto y que se encuentra inmerso en esa batalla, y que su propia afición dé ahora de lado a Cristiano Ronaldo no creo sinceramente que fuera una idea clasificada entre las quinientas mil mejores del siglo XXI.