Salvo sorpresa morrocotuda, y no parece que Zorrilla vaya a ser un bastión insalvable, el Barcelona concluirá invicto la primera vuelta de la Liga. El equipo de Guardiola sigue haciendo añicos las estadísticas porque, además de todo, además de los seis títulos en un año y del fútbol de alta escuela, hace un montón de tiempo que no va nunca por debajo del marcador. Hubo quien, pudiendo haber dado un golpe de autoridad encima de la mesa y arrebatarle el liderato en España al equipo más peligroso de toda Europa, se conformó sin embargo con el empate a nada de Pamplona. Craso error. Un error que puede costar ni más ni menos que una Liga. Sí porque al final unas actitudes conducen a otras, y otras a otras, y empieza empatándose en Pamplona y acaba perdiéndose en Bilbao, y el Real Madrid se queda a 5 puntos del Barcelona en la clasificación general; y no de cualquier Barcelona sino de uno que lleva la friolera de 18 partidos sin perder, prácticamente la primera vuelta completa de la Liga.
De forma que las cuentas de la "lechera blanca" parten de una tremenda equivocación. Hoy mismo leo, no sin cierta perplejidad, que el calendario de la segunda vuelta juega a favor del Real Madrid. Pero también jugaba a favor del Real Madrid el calendario de la primera y el equipo de Manuel Pellegrini empató a cero en Pamplona y acaba de perder en San Mamés, dos de esos campos en los que se ganan o se pierden los campeonatos. Los vendedores de crecepelo barato han encontrado su particular ElDorado en el partido que enfrentará en el Bernabéu al actual líder de la Liga con su escolta. Todo el mundo descuenta esos tres puntos a favor, como fueron descontados por cierto los de la pasada temporada; pero conviene recordar que el Barcelona que llegaba a Madrid como el cordero que va al matadero le marcó seis goles en su casa, seis, al segundo de la Liga.
Dicen que un pesimista es un optimista bien informado. Con objeto de evitarle a la lechera un disgusto de padre y muy señor mío, el lógico enfado y la posterior depresión con el consiguiente ingreso en la Clínica López Ibor, el dueño de la lechería tendría que hacer las siguientes cuentas: el Barcelona va a ganar todos los partidos que dispute. Parece que sólo así este Real Madrid de la momia de Ptolomeo I irá a La Coruña, Jerez, Tenerife, Valladolid, Getafe, Santander, Almería, Zaragoza, Mallorca y Málaga con el convencimiento y la ambición imprescindibles que han de caracterizar a un equipo que pretende ser campeón de lo que sea. Todo lo demás sobra: las sumas, las restas, las multiplicaciones y las divisiones. No habrá nada que hacer mientras el Real salga a los campos pensando que aún queda mucho tiempo y que llegará algún día en que el Barcelona falle. Porque el Barcelona no falla. A lo mejor esa mentalidad vale en Villarreal, pero aquí...