No sé qué me pasa con Benzema que unos días me gusta y otros no, unos días me parece un delantero con una clase tremenda y otros un paquete de mucho cuidado, unos días pienso que se va a poner el mundo por montera vistiendo de blanco madridista y otros que no se comerá el turrón. A diferencia del Häagen Dazs de dulce de leche con virutas de caramelo, que siempre me gusta, o el cine de Pedro Almodóvar, que nunca lo hace, el fútbol de Karim genera en mí un estado de permanente incertidumbre que probablemente se deba a mi profundo desconocimiento del juego. Hoy, en un partido que el Madrid tuvo resuelto desde muy pronto, Benzema me pareció blandito, blandito, y confieso que pensé en Higuaín; fue un ramalazo, cierto, un golpe instintivo, sí, pero el argentino me vino a la cabeza y luego se fue, y después me vino para volver a irse, tan intermitente como su compañero francés. Creo que al Real Madrid le falta un nueve nueve, un rematador, un tiburón del área, y creo que Mourinho también lo cree.
Tal y como afirma nuestra versión femenina de Mourinho, la recién llegada Mourinha, el portugués ha querido aclarar sus palabras acerca de perros y de gatos; supongo que, con la que le está cayendo encima, con el control férreo del máximo organismo del fútbol europeo y la Liga y los árbitros haciéndole pressing, habrá pensado que sólo le faltaba una denuncia de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid, El Refugio o Brigitte Bardot, que además es francesa como Michel Platini aunque con mejor cuerpo que el presidente de la UEFA. El perro es salir con tres delanteros y una referencia, mientras que el gato es hacerlo con un 4-4-2, sin una referencia. A Mourinho, que de haber nacido can habría sido sin dudarlo un pitbull, le gustaría ser más perro de lo que a veces puede ser con este Madrid. Hoy el Real tuvo que conformarse con ser gato: para cazar al Zaragoza, definitivamente un ratón, da de sobra, pero la Champions... ¡Ay la Champions!...
Me parece que Mourinho no dice la verdad cuando explica que el fenómeno de Cristiano en la Liga es difícilmente comprensible y que no entiende por qué no se le protege más. Claro que lo entiende, por supuesto que lo entiende. Ronaldo es un futbolista redondo, un delantero excepcional que anda metido hasta la cintura en la batalla del fútbol desde que lanzan la primera granada. Naturalmente que lo entiende: irán a por Cristiano desde el primer minuto, haga lo que haga, y de paso también a por él, porque no existe club de fútbol en el mundo que no quisiera tenerlos de su parte, y en este capítulo incluyo también al Barcelona, que ya pretendió en su día al entrenador del Real Madrid. No sé qué clase de perro sería Ronaldo, lo que sí sé es que dormiría muy tranquilo teniéndole de mi lado. Esa es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre estos perros y sobre estos gatos.