El Rayo Vallecano se encontró de frente con uno de los tres aficionados del equipo madrileño pillados in fraganti por las cámaras de televisión insultando a Marcelino, entrenador del Valencia, y deseándole la muerte tanto a él como a su esposa. Digo que el Rayo se encontró de frente con uno de esos tres aficionados porque este hombre, el más veterano de ellos, decidió acudir a las oficinas del club para entregar una carta pidiendo perdón, pese a lo cual el club franjirrojo ha decidido retirarle el abono... hasta que acabe la temporada. Esto quiere decir que esta persona, que al menos tuvo el detalle de dar el primer paso, podrá entrar con normalidad al campo la próxima temporada, probablemente del mismo modo que, si el Rayo encuentra primero y castiga después a los otros dos seguidores localizados por la tele, también podrán hacerlo ellos dos. Así que, el año que viene, los tres seguirán insultando a un entrenador, a un futbolista, a un árbitro o al primero que pase por allí. Y eso no puede ser, no señor. No puede ser de ningún modo. Tanto el seguidor que se presentó en las oficinas como los otros dos no deberían volver a pisar jamás un campo de fútbol, y lo harán. Al tiempo.
Localizado más tarde por El Chiringuito, el aficionado que se presentó en las oficinas para pedir perdón se amparó en la masa para justificar su actitud: "No fui solo yo, fue todo el campo". Así que como, según este caballero, todo el campo deseó la muerte de Marcelino, su propia responsabilidad queda difuminada, oscurecida, disfrazada, tuneada. De los tres aficionados pillados por la tele, al menos uno de ellos ha sido lo suficientemente hábil como para dar el primer paso y pedir perdón, los otros dos ni siquiera eso. Es más, probablemente piensen que no han hecho nada malo. Y si el aficionado que se presentó con una carta manuscrita pidiendo perdón no hubiera sido apresado por las imagenes de televisión, si no le hubieran visto sus familiares y amigos deseando la muerte de una persona, probablemente no hubiera dado el paso. Las peñas del Rayo Vallecano han pedido que no se criminalice a toda la afición y no seré yo quien lo haga, pero sí es cierto que muchos aficionados, y no sólo los tres pillados, insultaron gravemente al técnico del Valencia. El fútbol tiene que tener un antivirus lo suficientemente potente como para repeler de una vez y para siempre este tipo de actitudes; de una vez y para siempre, no de una vez y hasta la próxima temporada.
Muchos aficionados de un equipo de fútbol insultaron gravemente a un entrenador, de ahí que el club y la Liga se hayan puesto inmediatamente manos a la obra. Eso, por supuesto, excede la libertad de expresión. De ahí que, entre perplejo y sorprendido, hoy lea en el Marca a Pedro Sánchez decir que le molesta cuando Guardiola insulta a todo un país hablando de España como un "estado autoritario y represivo". Digo que las declaraciones del presidente del Gobierno me han pillado en fuera de juego porque el entrenador del City ha tirado un montón de veces de ese argumentario y, hasta hoy, absolutamente nadie del Gobierno ha dicho esta boca es mía. Dice Sánchez que "el deporte es un elemento de orgullo nacional" y que "no debe politizarse", pero resulta que al Camp Nou dejan pasar pancartas que inciden en la misma línea argumental de Guardiola, o sea la de que España es una democracia incompleta o de baja calidad, pero luego el director general de la oficina de la España global, Joaquín María de Aristegui Laborde, dice en la Cadena Ser que el Fútbol Club Barcelona debe ser uno de los pilares de la marca España.
Al presidente del Gobierno le molesta que Guardiola diga que España es un estado totalitario, pero el Gobierno que preside Pedro Sánchez le ofrece al Barça formar parte de la campaña destinada a potenciar fuera la imagen de nuestra nación. Quizás habría que haberle preguntado a Pedro Sánchez qué le parece que en el campo del Barça se vean, un domingo sí y otro también, pancartas del estilo de "Bienvenido a la República catalana", "SOS democracia", "Libertad", "La autodeterminación es un derecho, no un crimen" o "Tú sí nos haces ganar". Claro que lo entiendes cuando, después, Sánchez se refiere a la selección nacional como "La Roja". Acabáramos. La Roja. Ahora sí. Y hasta dentro de 4 años, cuando vuelva a haber elecciones generales y, si es que sigue ahí, Sánchez diga en Marca que le espanta que Guardiola diga lo que se dice a diario en el Camp Nou... sin que el Gobierno de España haga absolutamente nada de nada.