La prueba del peto no engaña: Diego Costa estará sí o sí en la próxima Eurocopa; ya puede marcar 90 goles Aduriz, ya puede ganar las tres próximas Botas de Oro, ya puede alcanzar y luego superar el record de Telmo Zarra en una sola temporada, que, salvo inoportuna lesión que nadie desea, el delantero del Chelsea jugará con la selección en Francia. Vicente del Bosque alcanzó en su día un acuerdo estrictamente personal con Costa, le convenció de que no tirara para Brasil y se quedara con nosotros, se comprometió de por vida con él, hipotecó su independencia como seleccionador nacional y, en el fondo, esa insistencia que tiene el delantero del Athletic Club de Bilbao por marcar tantos goles, dejando por cierto en evidencia a los delanteros que él convoca, que no marcan tantos ni de lejos, empieza a incomodarle, a disgustarle, a comprometerle... ¡Qué lejos queda marzo, gracias a Dios!
El problema que tiene Del Bosque con su propio discurso es que es profundamente mentiroso; el adalid del buen comportamiento, el Dan Defensor del fair play por encima de todas las cosas, el seleccionador que regañó, primero, y expulsó del paraíso, después, a Arbeloa por un lance puramente futbolístico, justificando veladamente el feo gesto de Costa, que está canino, al arrojarle el peto a Mourinho después de que éste decidiera no sacarle al terreno de juego. La conversación con el periodista no tiene desperdicio:
- "¿Vio usted el otro día, cuando Mourinho sustituyó a Diego Costa?...
- "¿Qué pasó?"
- "Que le tiró el peto"...
- "¿Le tiró? ¿Lo dices tú, lo dices tú o...?
- "Tiró el peto"
- "Ah, tiró el peto, pero ¿sabes que iba para Mou?
- "Se vio en las imágenes el enfado"...
- "No lo sé, no lo sé si es enfado o no... Se quitó el peto porque ya no iba a salir y se quitó el peto".
Punto final a tan estrafalaria conversación. A Del Bosque sólo le faltó decir que si Costa se quitó el peto fue por la sencilla razón de que en White Hart Lane hacía mucho bochorno y el chico tenía calor. Es verdad que el seleccionador no le ha cerrado definitivamente las puertas a Aduriz, pero no es menos cierto tampoco que su llamamiento a la renovación generacional y su apelación a los 34 años del delantero nos ofrecieron pistas sobre sus verdaderas intenciones; ahora Vicente lo fía todo a los idus del mes de marzo, lo que no se atreve a decir es que para él supondría una auténtica liberación si Aduriz levantara el pie del acelerador. La tan cacareada renovación se la hicieron Villa, Xavi y Alonso a Del Bosque quitándose de en medio después del batazaco de Brasil, fracaso que algunos, bien es cierto que pocos, predijimos. Lo de ahora, Vicente, es pura filfa.