Para ser un caso perversamente agilizado por el malévolo Florentino Pérez en los despachos de FAES, el ministerio de Justicia y la Fiscalía General del Estado (no conviene olvidar que Eduardo Torres Dulce también es merengue), el "caso Neymar" parece haberse rebelado contra quienes lo inventaron y, como el monstruo de Frankenstein, ha cobrado vida propia, ya no hace caso a nadie y ha viajado fuera de nuestras fronteras, que por ahora siguen siendo las mismas que las del Barça, sin la autorización de sus progenitores. No pasa un día sin que alguien se querelle contra alguien, denuncie chantaje o persecución de un tercero o investigue el estado de las cuentas del papá de Neymar, sin lugar a dudas el fichaje mayor de 40 años más caro de la historia culé.
El otro día fue la Fiscalía de la ciudad de Santos la que anunció la apertura de una investigación por posibles delitos tributarios y hace poco acaba de aparecer en nuestras vidas el abogado de la empresa DIS, dueña de parte de los derechos del jugador, denunciando que el club catalán le ofreció 4 millones de euros para que se estuviera calladito. Pero lo más inquietante de todo es que desde la prensa del Movimiento culé se siga insistiendo en algo que ya ni siquiera sostienen el exiliado Rosell y el ex socio del Espanyol Bartomeu, que Neymar costó los 57,1 millones de euros de marras. Acerca de los motivos de la dimisión de Rosell se improvisa sobre la marcha y un día es el desplante de Òmnium Cultural y otro las amenazas recibidas pero nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia, que el presidente del Barcelona y su junta directiva regatearan primero y mintieran descaradamente después a sus socios.
Yo este asunto no lo pienso olvidar y estaré atento a los próximos movimientos. Tampoco pienso dejar de exigirle al Tata Martino que dé su opinión sobre el hecho de que Neymar haya costado la friolera de 96 millones de euros y subiendo. En el fondo estoy velando por la integridad moral del entrenador argentino del Barça: no quiero que se vaya de aquí en mayo arrastrando la idea de que es un hombre de ética relajada y que, dependiendo de por dónde sople el viento, la aplica o simplemente se la guarda para él. Ahora, y no antes cuando se entrometió en el fichaje de otro club que no es el suyo, sí que toca que toree Martino. Por otro lado, siempre tuve claro que el Tata carece de una idea propia al respecto del dinero que los clubes se gastan en jugadores y que cuando habló de Bale lo hizo inspirado por quienes le sentaron ahí sin probablemente merecerlo. Pero, al menos por ahora, ser un pelota no es delictivo.