Es curiosa, sin duda, la pinza que forman Valdano y Guardiola. El otro día, yo creo que con el único objetivo de continuar zahiriendo a Mourinho, el payador perseguido casi llega a comparar al entrenador culé con Lobsang Rampa, y, fiel a esa proverbial humildad de la que incluso ya se ha hecho eco humorístico El Jueves, la revista que sale los miércoles, no tardó ni medio minuto en darle las gracias "al señor Jorge Valdano". Usted primero don Jorge, usted primero don Pep... Pero, ¿hablamos entre caballeros o entre lo que realmente somos?... Por supuesto que con Valdano había menos conflictos que con Mourinho, probablemente porque es mucho más fácil no ser conflictivo si no se hace absolutamente nada y uno se queda más quieto que una estatua de sal. No hay en el mundo poesía, por muy bella que sea, que valga tres millones de euros al año.
Valdanos y Guardiolas al margen, el Real Madrid selló ayer con brillantez su clasificación para las semifinales de la Champions por segundo año consecutivo, justo los años (dos) que José Mourinho lleva sentado en el banquillo de Chamartín. Este dato, que a cualquiera le parecería obvio viniendo de un club con el prestigio europeo y un presupuesto tan gigantesco como el madridista, es relevante puesto que, hasta hace bien poco, el equipo no lograba meterse ni por asomo entre los cuatro primeros, llegando incluso a hablarse de "maldición". Resulta que, con su trabajo, Mourinho también ha acabado de un plumazo con Tutankamón mandándole de nuevo a la tumba. Otra cosa más: desde 1985 llevaba el Real Madrid sin ganar en Europa por 3-0 fuera de casa.
Por lo demás, y salvo que el hombre sensible nos descubra alguna nueva desgracia oculta, todo son buenas noticias para el Real Madrid. Jugó, y lo hizo muy bien en la primera parte, Sahin, a quien faltan partidos. Lo hicieron también maravillosamente Marcelo y Kaká cuando el encuentro ya había sido cocinado a fuego lento. El equipo tuvo la paciencia necesaria para ir derritiendo poco a poco al Apoel, que colocó a sus once jugadores por detrás del balón, y al sentenciar los cuartos también tiene ahora más tiempo libre que el resto de sus adversarios tanto de España como de Europa. Di María, por cierto, vuelve a estar más fresco que una lechuga y podría volver en Pamplona, un campo dificilísimo para los blancos desde hace un cuarto de siglo. Cuantos más palos le dan a Mourinho mejor le va al Real Madrid. Si yo fuera Florentino Pérez pensaría muy seriamente en la posibilidad de patrocinar la pinza.