Daniel Herrezuelo paró temporalmente el otro día el partido de Liga ACB entre el Cajasol y el Manresa. Desde la grada le gritaban "¡Hierrezuelo, te vamos a matar!" y le cantaban "¡Mira esta noche debajo del coche!"... Al árbitro malagueño no le molestó especialmente que le insultaran o que se acordaran de su señora madre, que a eso están desgraciadamente acostumbrados tanto él como sus colegas, sino que un grupo organizado le advirtiera de la colocación de una bomba debajo de su coche. ¿Acertó Hierrezuelo? ¿Se equivocó al parar el partido, otorgándoles una importancia de la que carecen a un sector de auténticos descerebrados?... O mucho me equivoco o, si Hierrezuelo regresa alguna vez a Sevilla, ese grupo de sansirolés tendrá dos motivaciones: una, el baloncesto, y otra, volver a tocarle las narices al malagueño, y no por ese orden necesariamente.
El otro día, en Mestalla, Iker Casillas llamó la atención a un chavalín que le estaba poniendo literalmente a parir durante el calentamiento. De la boca del niño en cuestión salían sapos y culebras, y el padre, feliz, asentía. Ese niño ya está perdido para la causa porque, como dice un refrán alemán, "lo que no aprendió Juanito nunca lo aprenderá Juan", y Juan, en el caso que nos ocupa, no sólo no se avergonzaba sino que jaleaba a su vástago. Aunque es comprensible el hartazgo, Iker se equivocó al convertirse en abogado de causas perdidas; nada les habría hecho más pupa al Juan y al Juanito de nuestra historia que el hecho de que el portero del Madrid hubiera tenido una actuación pletórica, desafortunadamente para el Real no fue así y su equipo ganó pese a que su portero tuvo una actuación lamentable.
En estos casos no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Recuerdo como si fuera ayer el día en que, justo a las puertas del estadio Vicente Calderón, un grupo de aficionados colchoneros se puso a insultar a Michel en sus mismísimas narices; la verdad es que este tipo de personal poco o nada cualificado no suele ser original tampoco a la hora de insultar y aquel día, como tantos otros, tocaba dudar de la orientación sexual del centrocampista merengue; Michel, que tenía más conchas que un galápago, se dirigó tranquilamente a cámara y dijo: "¿ves lo que me cantan?... Michel, Michel, el mejor... ¡Y en el Calderón!"... Siempre vi más teatro que otra cosa en la actitud de Samuel Eto'o. Al Zaragoza le multaron con 9.000 euros porque el público del fondo le gritaba "Uh, uh, uh, uh, uh", imitando el sonido de un mono. ¿Multaran ahora a Osasuna?... "Cristiano muérete" fue lo más bonito que le gritaron el domingo en el Reyno de Navarra al delantero portugués. En las antípodas de Eto'o, Ronaldo asegura que los insultos le entran por un oído y le salen por el otro. No hay cosa que excite más a los violentos que la indiferencia del agredido. Ronaldo está en el sitio adecuado si es cierto que le va tanto la marcha. Está claro que, también por eso, ha nacido para jugar en el Real Madrid.