Mañana, como todos los años desde hace seis o siete, voy al Master Cope a charlar un rato de periodismo con los chicos. Y da la feliz casualidad de que la asignatura que imparto se llama "La noticia deportiva". El objetivo no es otro que ayudarles a comprender qué es una noticia y qué no lo es, qué es información y qué opinión y cómo algunos artistas del trapecio logran disfrazar ésta última a base de gruesos brochazos de falsa obetividad. A los chicos les diré qué no es noticia. No es noticia, por ejemplo, que José Mourinho inscribiera a sus hijos en un colegio de Lugano. No lo es tampoco que hubiera llegado a un acuerdo con el Manchester City. No es noticia que el París Saint Germain estuviera interesado en hacerse con sus servicios puesto que tal extremo fue desmentido tanto por el club francés como por el entrenador portugués.
Porque yo creo que esa es una forma tan correcta como cualquier otra de que los chavales sepan distinguir qué es una noticia de lo que simplemente es otra opinión y, en algunos casos también, un ferviente deseo coincidente (claro) con la línea editorial del medio de comunicación. Por ejemplo: era una opinión revestida de falsa información (coincidente con la línea editorial del As que días antes había publicado que Cristiano estaba más cerca de irse que de quedarse) que el asuntillo este del esparadrapo que el utillero coloca sobre el escudo del chándal de todos y cada uno de los jugadores del Real Madrid acabara convirtiéndose en un pulso del crack portugués al Real Madrid y al madridismo en pleno. Vuelve a ser opinión (y de nuevo coincidente con la línea editorial del periódico en cuestión) que a Mourinho me le monten todos los días en el Eurostar desde Londres, ciudad a la que se irá a vivir según la "información" de un diario tan profundamente desacreditado como el Daily Star, hasta París para entrenar al PSG.
Es de Perogrullo que, para serlo, una noticia tiene que poder ser verificable a la larga por el lector, lo contrario es un rumor. El problema es que cuando los periodistas deportivos soltamos un rumor queremos hacerlo pasar por noticia, y cuando dicho rumor no se cumple, y por lo tanto la noticia se volatiliza, solemos cubrirnos las espaldas con eso tan recurrente de que el mundo del fútbol es cambiante y que lo que hoy es blanco puede ser negro mañana. El caso es que si el rumor no se cumple (y por lo tanto no hay noticia por ningún lado) siempre puedo agarrarme a lo variable que es el universo. Caso práctico al canto: si yo hubiera asegurado por un casual en 2010 que Mourinho quería irse y resultara que en 2012 todavía seguía aquí, siempre podría alegar en mi defensa que fue porque le regalaron la cabeza de Valdano. Si en 2011 hubiera vuelto a afirmar que Mourinho se quería largar y mi "noticia" acabara con la ampliación del contrato del técnico hasta 2016, siempre podría aducir que fue porque le mejoraron el contrato tanto a él como a todos sus colaboradores. Y ahora, si yo estuviera empeñado en quitar a Mourinho para poner en su lugar a otro que me interesara más, daría pábulo al Daily Star y vendería la burra coja y ciega de que si no acaba yéndose es porque le regalan un canastillo con la cabeza de Toril. Asunto resuelto. A otra cosa mariposa. Viva el periodismo deportivo serio.