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El penúltimo raulista vivo

La maldición de Hamilton

En mala hora descorcharon el champagne los antihamiltonistas, que son muchos más que los antiraulistas. El guión se les chafó a los primeros cuando un señor bajito que se llama Timo y que marchaba en esos momentos por delante del inglés, empezó a ir piano, piano, muy despacito, y al final no pudo impedir que el piloto de Mc Laren pasase delante suyo sumando los puntos necesarios para evitar la victoria de Massa. Algunos especialistas afirman, aunque sin pruebas que sostengan su arriesgada teoría, que Timo se dejó adelantar debido a un pacto entre escuderías. El caso es que Glock desapareció de repente, como si a falta de tres curvas se lo hubiera tragado el asfalto brasileiro, y el papá de Massa (aquí todos van con papá y no sólo el nuevo campeón mundial) empezó a bailar la samba creyendo equivocadamente que su vástago se había convertido en Felipe I de Sao Paulo y V de Ferrari.

Como lo que más desean en este mundo los antihamiltonistas es que Lewis Hamilton, (que habrá cometido muchos errores debido a su juventud, sí, pero que no es Ted Bundy) no sólo pierda, que también, sino que sufra lo indecible, lo de ayer era simplemente perfecto para ellos: Hamilton, que llegaba líder a la última carrera y que aventajaba con comodidad al segundo clasificado, perdía de nuevo el Mundial cuando únicamente quedaban dos vueltas para el final. El atolondrado especialista de Tele 5 (porque aquí los especialistas salen de debajo de las piedras) se apresuró a hablar de la "maldición de Hamilton". Pues sí, efectivamente: la maldición de Hamilton consiste en ser millonario y guapo, además de haberse convertido en el campeón mundial más joven de la historia y, por lo visto ayer, tener también una novia de las que quitan el hipo. A eso le llamo yo una maldición y no a la de Tutankamon. ¿Dónde hay que apuntarse?...

El odio africano que los antihamiltonistas sienten por Hamilton proviene del hecho de que, cuando coincidió en la misma escudería con Alonso, osó intentar competir con él. Pero el deporte profesional consiste precisamente en eso, ¿o no?... Yo creo que los alonsistas son más antihamiltonistas que el propio Alonso; ayer, como no podía ser de otra forma, el español felicitó caballerosamente al nuevo campeón. Fernando también se las tuvo tiesas con Massa, y sin embargo ambos se abrazaron efusivamente en el podio. Harían muy mal los dueños del negocio de la Fórmula Uno si no sacaran partido a este, según la afortunada expresión de la Universidad College London, "circuito del odio" generado en España contra el nuevo campeón del mundo. De todos es sabido que el circo del deporte, como el de los toros, sobrevive mucho mejor cuando hay dos a quienes enfrentar.

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