Ayer, con la operación bien encauzada pero aún no cerrada del todo, el Fútbol Club Barcelona ya empezó a sortear la camiseta culé de Paco Alcácer en su página web. El refranero español lo definiría del siguiente modo: "Encima de puta pongo la cama". El club catalán tendría que estarle eternamente agradecido al Valencia, convertido en una suerte de sucursal azulgrana en el río Turia, pero sin embargo, y a medida que el club ché da más facilidades para el trasvase barato de sus futbolistas al Camp Nou, desde el Barça lo tratan peor, pisan la huerta, destrozan los tomates, arramplan con los naranjales. La foto de Alcácer en la página web supone el ejemplo más claro de lo que Bartomeu y su directiva entienden por seny; la burla, el choteo y el desprecio no han hecho más que comenzar, y habrá quien entienda que ha sido el propio club valencianista el que se ha buscado este trato regalándole su identidad a un rival deportivo.
El problema de fondo que tienen los valencianistas es que su equipo es histórica y emocionalmente suyo, sí, de acuerdo, pero resulta que accionarialmente es de otro. Y cuando el otro, o sea Peter Lim, se hizo con el control, recuerdo perfectamente que aquello se festejó por las calles de un modo muy similar a como si se hubiera ganado una Liga. Peter Lim. El millonario Lim. El filántropo Lim. El santo Lim. El hombre de los 2000 millones de dólares. El salvador Lim. Con Lim, de Valencia al cielo. ¡Que tiemblen el Madrid y el Barça con nuestro Peter Lim!... Pero el inversor singapurense es eso precisamente, un inversor. A Lim le interesa el fútbol como negocio y no como deporte, y mucho menos le interesa el Valencia. Compró el Valencia porque se puso a tiro pero dudo que supiera quién es Mario Alberto Kempes, es más dudo que lo sepa ahora. La tradicional docilidad valencianista con respecto al Barcelona se ha transformado con Lim en un arte, el arte de la sumisión, de modo que no me extrañaría que el propio Lim pujara por la camiseta culé de Alcácer para colgarla en el despacho de Lay Hoon Chan, otra profunda conocedora del fútbol.
Gomes y Alcácer al Barcelona, Mustafi al Arsenal... El futbolista alemán acaba de declarar que se marcha a un equipo gigante y que siempre está en Europa, y que siente que está dando un paso adelante. También siente que da un paso adelante Alcácer, pero Mustafi nació en Bad Hersfeld y lo puede decir mientras que Paco es natural de Torrente y se lo tiene que callar. Entre tanto, mientras los singapurenses van anotando en la lista de ingresos, el Valencia se hunde en la clasificación y huele a Segunda. Si le preguntas a Paco Roig, que también fue proclamado santo en su día, es probable que te diga que la culpa de todo fue de Lorenzo Sanz por fichar a Mijatovic, pero yo creo que la culpa es de la poca calidad de los dirigentes que han pasado por esa casa de Arturo Tuzón para acá, y ya ha llovido desde entonces. Ahora caen ácido sulfúrico y nítrico sobre Mestalla, la lluvia ácida del santo Lim, un fenómeno meteorológico para el que no existen paraguas a la venta. Pitarch las ve venir, Ayestarán las deja pasar y, en mitad de la larga y cálida meada, los demás dicen que llueve. Lluvia ácida.