La batalla de las palabras y la sempiterna doble vara de medir. El Real Madrid ya iba ganando a Osasuna por 1-0 en el minuto 5 de partido gracias al gol de Cristiano. Era el primer balón que tocaba el portugués en su rentré en el Bernabéu y fue directo a las mallas de la portería defendida por Nauzet Pérez. Pese a ello, el equipo de Martín (eterno candidato, por cierto, a vestir la elástica merengue cuando era jugador) tocaba, la tenía y era dueño del balón... relativamente. Y digo "relativamente" porque luego llegó el 2-0 de Danilo y, al filo del descanso, el 3-0 de Ramos. Después del tercero llegó el cuarto y a mí se me ocurrió poner un tuit que decía más o menos lo siguiente: "El fútbol lo pone Osasuna. 4-0". Y después del cuarto vino el quinto, y un nuevo tuit: "Gran Osasuna. 5-0". El mensaje no iba dirigido al equipo pamplonica, que bastante hizo con salir vivo del Bernabéu, sino a los comentaristas del encuentro, Jorge Valdano y Raúl González, que insistían una y otra vez, y otra más, en repetir lo extraordinariamente bien que estaba jugando al fútbol un equipo que perdía por goleada.
Y es que, salvo honrosísimas excepciones, todos y cada uno de los ex jugadores del Madrid que acaban comentando partidos tratan de expiar sus culpas por haber militado en el mejor club deportivo de la historia pasándose de frenada e intentanto convencer a las demás aficiones de que, en el fondo, ellos nunca han sido tan merengues como se cree. Craro error, por cierto, puesto que la afición más numerosa del mundo es la madridista y de ello se deduce que, por pura estadística, delante de la pantalla del televisor siempre habrá más aficionados del equipo blanco que de otros. Pero al madridista sí se le puede ningunear, claro. El tono de los tuits, claramente irónico, desencadenó sobre mí al día siguiente una cascada de insultos por parte de todo bicho viviente, e insisto en lo de bicho. Moraleja: como dice mi amigo Dieter Brandau, hay que desaparecer de Twitter; y como digo yo mismo, hay que salir huyendo de la gente que carece de sentido del humor.
El partido del Madrid acabó con un marcador de 5-2 para los locales pero si uno hubiera aterrizado procedente de Venus nada más acabar el encuentro podría haber extraído la conclusión de que Osasuna había ganado por 2-5. No es la primera vez que tengo esta sensación después de una transmisión. Luego le tocó al Barça, que perdió por 1-2 en el Camp Nou ante el recién ascendido Alavés, y lo que en la goleada sufrida por Osasuna en el Bernabéu mereció un elogio permanente, de repente se tornó en justificación, cuando no directamente en críticas, al equipo de Pellegrino... ¡por ganar!... La derrota del Barça era un mero "accidente"; la victoria del Alavés se debía a que Luis Enrique había dejado en el banquillo a Messi, Iniesta y Suárez, a los que acabó recurriendo; el equipo visitante había venido a encerrarse... En la Liga de la tele, el líder es el Barça, que aventaja en tres puntos al Madrid después de su sorprendente derrota en casa ante Osasuna, que lo bordó. Y al Alavés sólo le queda pedir perdón por tamaña afrenta: ¡arrepiéntete, pecadorrr!