El Tribunal de Arbitraje Deportivo no fue justo ayer con el Real Madrid, el Tribunal de Arbitraje Deportivo fue ayer diplomático, puso una vela a Dios y otra al diablo, reconoció implícitamente que el equipo blanco había hecho las cosas bien pero, al mismo tiempo, sujetó con pinzas la "arquitectura" de la FIFA para que ésta no se llevara un berrinche monumental. Yo siempre creí desde el principio que el Real Madrid tenía razón y, pese a ello, también sostuve desde el primer día que no se la iban a dar; lo que sucedió ayer fue un hito, un acontecimiento histórico... pero no se impartió justicia: el TAS habría impartido justicia si hubiera dicho que el Real Madrid podía fichar tranquilamente en enero, y no lo hizo.
Para el club, que no iba a incorporar ningún jugador en el mercado invernal, cuestión ésta que conocerán sobradamente en Lausana, es una victoria moral, para el TAS es una derrota legal y para la FIFA supone el recordatorio de que su relación con los clubes no puede ser la de un señor feudal con sus vasallos. Decía Quevedo que donde hay poca justicia es peligroso tener razón, de ahí que ayer, nada más conocer la resolución, me interesara por saber si en el Madrid tenían miedo a la reacción de FIFA después del varapalo jurídico del TAS: "de la nueva FIFA no tememos nada", fue la escueta respuesta. Porque todo el mundo sabe que la otra FIFA, la FIFA vieja, la FIFA de Blatter y compañía, era muy capaz de pasarte la facturita al cobro cuando menos te lo esperases.
La decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo tiene dos aspectos colaterales interesantes. Si el Madrid puede fichar en verano y no tiene por qué esperar hasta el mercado de invierno de 2018, jugadores como James (que está en entredicho) o Pepe, a quien no se acaba de renovar, pueden verse afectados. Igualmente es posible que Vallejo o Llorente, cuya incorporación parecía inminente, puedan permanecer en barbecho un pelín más. Por otro lado, la mediocre reacción del periobarcelonismo y la cara de extrañeza del balbuceante Bartomeu, el hombre de los "57,1 y punto", no tienen precio. En el Real Madrid estuvieron sopesando durante todo el día si hablar o no con los medios de comunicación pero al final, viendo el show del presidente del Barça, prefirieron permanecer en silencio. Y, aunque con ello esté arrojando piedras contra mi tejado, creo que acertaron.