Con Ramón Calderón sucede más o menos lo mismo que con Helen Mirren, que todo el mundo sabe que ganará el Oscar antes incluso de que se conozcan las nominaciones. Si en la Liga española se concediera un premio al presidente más charlatán, Calderón ganaría de calle. A nosotros, en la Cadena Cope, nos han instalado un sistema de seguridad que nos avisa cada vez que Calderón va a ofrecer una conferencia. Hoy, sin ir más lejos, dará otra en Mallorca, pero como el título sigue siendo El otro Madrid, supongo que repetirá lo mismo que dijo en el Centro de Estudios Villanueva, eso de que Florentino torpedeó el fichaje de Kaká y que la afición no anima como lo hacen en Inglaterra o Italia. Saca tanto a pasear la húmeda don Ramón que la alarma ha perdido sensibilidad y ya no salta con cualquier cosa. Supongo que el pilotito rojo volverá a encenderse el día que ataque a don Santiago Bernabéu.
Para Meryl Streep, por ejemplo, debe suponer una tranquilidad tener ahí a la Mirren porque, de esa forma, puede acudir a la ceremonia de los Oscar con la certeza absoluta de que no se lo darán a ella, evitando así los nervios. La Helen Mirren de José María del Nido es Ramón Calderón. Por mucho que él diga o haga, por muchas veces que meta la pata, el presidente del Sevilla debe ser consciente de que nunca aventajará a su colega del Real Madrid. Ahí están, sin ir más lejos, las declaraciones realizadas hace poco por Del Nido. En el mejor momento del equipo andaluz a lo largo y ancho de sus últimos cien años de historia, con la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa aún calentitas, después de haber sido designado como mejor equipo del mundo, a Del Nido no se le ocurre otra cosa que decir que el Sevilla sacó a Juande Ramos del paro para brindarle la posibilidad de ser bicampeón europeo. ¿Alguien lo entiende? Juande ya ha contestado a su presidente diciendo que llevaba cuatro años de presidente y más de veinte de directivo y había tenido que esperarle a él para ganar algo. Demasiado diplomático.
Ni me imagino lo que podría decir Calderón si el Real Madrid acabara ganando la Liga o la Champions. Lo de Joan Gaspart, otro al que aquello le vino grande, y su baño en el Támesis se quedaría pequeño. La ventaja que tienen todos los presidentes de Primera es que, digan lo que digan, hagan lo que hagan, nunca podrán alcanzar el nivel lenguaraz de Ramón Calderón. La metedura de pata de Del Nido (lo lleva en la sangre) ha pasado inadvertida ante el tsunami verbal que todo lo arrasa. Sería bonito verles a los dos, mano a mano, en la misma conferencia. Alien contra Depredador. Gane quien gane, pierden sus clubes.