Futbolísticamente hablando, Juan Román Riquelme es un jugadorazo y si, como parece, el Atlético de Madrid ha llegado con él a un acuerdo para incorporarle a su plantilla, Javier Aguirre no podrá quejarse del notable esfuerzo económico realizado por el club esta temporada. Amenazaba tormenta tras la marcha del viejo Torres (porque este de niño tiene lo que yo de cantaor de flamenco) al Liverpool; todo iban a ser desgracias y se iba a abrir una zanja en el césped del estadio Vicente Calderón. Sin embargo, aunque todavía es muy pronto para hablar de estas cosas, este año el Atleti tiene buena pinta. Y con el futbolista argentino la tendrá aún mejor. Porque, como decía al comienzo, es indudable que, futbolísticamente hablando, Riquelme es un crack, un jugador en torno al cual puede construirse con tranquilidad un proyecto deportivo solvente. En definitiva, es el tipo de futbolista que le falta al Atlético de Madrid.
Acerca de Riquelme sólo hay un pequeño detalle que me inquieta y no es otro que su compleja personalidad, un carácter ciclotímico que, al parecer, le convierte en una persona encerrada en sí misma y ajena al grupo. ¿Es tonto Pellegrini? Yo creo que no. Tuve la suerte de poder entrevistarle nada más llegar a España y saqué la conclusión de que era de todo menos tonto. El tiempo ha corroborado que el entrenador del Villarreal, un técnico de "perfil bajo" como nos gusta decir ahora, es un hombre normal, nada estridente y que no va a tirar piedras contra su propio tejado. Entonces, ¿qué hacía Riquelme, un jugadorazo, entrenando en solitario, apartado del equipo? No existe un sólo problema que dos personas inteligentes no puedan solucionar y yo considero al entrenador del Villarreal un hombre inteligente. ¿Entonces? Riquelme le pondría la guinda a un proyecto deportivo tremendamente atractivo siempre y cuando arreglara más cosas de las que viniera a estropear. Es posible que ese sea el riesgo que un club deba correr con un jugador de estas características.
Por cierto que Aguirre ha protagonizado el primer ridículo serio desde que es entrenador del Atlético de Madrid. Oyéndole, uno podría poner tranquilamente la mano en el fuego porque Peter Luccin sería el último jugador que abandonaría la plantilla. Hace tan sólo una semana, el francés era simplemente insustituible, imprescindible, irremplazable; ahora Luccin tiene pie y medio en el fútbol inglés porque alguien en el club, imagino que con menos criterio que Aguirre, no le ha considerado tan importante. A partir de este momento, cuando oigamos a Aguirre decir algo similar de otro futbolista, sabremos que tiene las horas contadas. A lo mejor fue justamente por eso que no abrió la boca en el caso de Riquelme, porque quería que terminaran llegando a un acuerdo con él.