Ayer, en la ciudad de Las Vegas, el kazajo Oleg Maskaev tumbó al estadounidense Hasim Rahman tras la cuenta de protección, haciéndose de esa forma con el título mundial de los pesos pesados en versión de la WBC. La noticia no es baladí y merece, desde mi modesto punto de vista, algo más que un breve en la sección de polideportivo. Y puesto que la merece, la tendrá en Libertad Digital. Decía que la noticia no resulta baladí. ¿Por qué? Rahman era un campeón evidentemente mediocre cuyo único logro fue derrotar en su día (un día muy afortunado) a Lennox Lewis, pero sin embargo el americano era el único boxeador negro que aún conservaba en su poder uno de los títulos de los pesos pesados. Desde que, allá por el año 1954, se retirara el gran Rocky Marciano, los pesos pesados no habían estado nunca dominados por púgiles blancos. Liston, Frazier, Ali, Foreman, Holmes, Holyfield, Tyson o el ya citado con anterioridad Lewis se encargaron de convertir eso que los aficionados llamaban la "gran esperanza blanca" en una cantinela sin demasiado sentido. Hoy ya lo tiene. Lo tiene del todo. Tiene tanto sentido que, desde el preciso instante en que Maskaev tumbó en la lona a Rahman en el undécimo asalto, lo más lógico es que todos empezáramos a hablar desde ahora de la "gran esperanza negra".
Tras los comienzos del boxeo y el estrellato de púgiles míticos como Jack Dempsey, Primo Carnera, Max Schmeling, Tommy Burns, Jimmy Braddock (el ahora famosísimo "Cinderella Man") o Robert Fitzsimmons, por citar sólo algunos nombres ilustres, la categoría reina del boxeo pasó a convertirse a mediados del siglo pasado en un territorio privado para los boxeadores negros. Pero Maskaev acaba de completar nuevamente el círculo. El bielorruso Sergei Lyakhovich consiguió el cinturón de la WBO tras vencer claramente a los puntos al norteamericano Lamon Brewster. El ruso Nikolai Valuev, más famoso casi por su gigantesca apariencia física que por otra cosa, le disputó el Mundial de la WBA a John Ruiz, derrotándole también a los puntos. Por último, el ucraniano Vladimir Klitschko, apodado "martillo de acero", es el vigente campeón de la IBF. Sin duda Klitschko, oro olímpico en Atlanta 96 y campeón de Europa y del mundo en ocho ocasiones, es el mejor de todos los actuales campeones mundiales de la categoría reina.