A Henry Ford, el inventor del mítico Ford T, le preguntaron una vez por el secreto del éxito: "El éxito pasa una vez por encima de nuestras cabezas y yo me tiro todo el día saltando para poder atraparlo". Si el establishment argentino y el politburó culé no lo impiden, dentro de nueve horas aproximadamente Cristiano Ronaldo ganará su cuarto Balón de Oro. Es la flor de este chaval que tuvo que dejar muy pronto el hogar familiar para luchar por su sueño, que no era otro que el de convertirse algún día en el mejor futbolista del mundo. Es la flor del jugador que no descansa, la flor del futbolista que afronta cada partido como si fuera el último, la flor del delantero que ha ganado Champions, Supercopa europea y Eurocopa en un mismo año, la flor de un deportista diez.
Aquí, en España, siempre hemos sido más partidarios de la cigarra que de la hormiga. ¿A santo de qué tenía uno que tirarse trabajando todo el día cuando podía quedarse tumbado a la bartola y sacar la misma tajada que el otro pero justo al final, cuando llegaba la hora de recoger?... En España siempre nos hemos inclinado más por el que se escaquea, por el que pone hábilmente como excusa un catarro o un esguince de tobillo para no ir a trabajar. Siempre nos atrajo y divirtió más el pintor que vivía acosado por sus acreedores en la buhardilla del 13 Rue del Percebe, que del veterinario que vivía en la primera planta; de hecho, del veterinario ni tan siquiera sabemos el nombre, mientras que del pintor caradura sí: Manolo.
Así que cuando vemos a alguien que, como Cristiano, cumplió su sueño de niño a base de esfuerzo diario, solemos descalificarlo diciendo que tiene una flor. Como la tuvo Henry Ford. Supongo que cuando reaccionamos así, de un modo tan despreciativo, es porque tenemos que racionalizar de algún modo el éxito ajeno y, en ocasiones, el fracaso profesional propio: ¿Cómo es posible que Amancio Ortega haya construido un imperio de la nada?... Ya está: tiene una flor, y roba, roba mucho, roba todo lo que puede. ¿Cómo es posible que CR7 vaya a ganar esta tarde su cuarto Balón de Oro?... Porque tiene una flor. ¿Cómo es posible que Zidane se haya convertido en el entrenador que lleva más partidos invictos?... Porque siempre tuvo una flor. Bendita flor de Cristiano.