¿Así cómo no va a estar estresado Leo Messi?... En el último anuncio de una famosísima marca de teléfonos móviles se convierte ni más ni menos que en el capitán del planeta Tierra para defendernos de la invasión de los extraterrestres. Una elección cuando menos discutible por parte de Franz Beckenbauer, que es quien le entrega el brazalete después de que el chico haya regateado a todo lo regateable, porque yo me habría decantado clarísimamente por Cristiano, que es el mejor. Y, ya puestos, por Mourinho como seleccionador. Pongo en cuestión por lo tanto dicha elección puesto que a mí al menos no se me ha preguntado y, como habitante del planeta que soy, reclamo desde aquí mi derecho a decidir, que diría Mas: un terráqueo, un voto.
Habrá probablemente quien piense que la marca de telefonía móvil en cuestión se ha pasado cuatro pueblos pero no hay más que echarle un vistazo a los comentarios de algunos compañeros suyos para llegar a la conclusión de que a Messi se le queda pequeño eso de ir por ahí salvándonos de los alienígenas. Busquets dice que le gustaría reencarnarse en él mientras que Valdés apuesta por la posibilidad de que el argentino sea directamente Dios. Como puede observarse lo de Butragueño llamando a Florentino Pérez "ser superior" se ha quedado viejo. Esta reacción de sumisión ante la lesión de Messi, el intento por ser más excesivo aún si cabe en el elogio que el anterior participante, en definitiva el pasteleo puro y duro es sin duda alguna típico de todas las dictaduras.
El drama de la lesión de Messi no es tanto la lesión en sí misma sino más bien el modo en cómo se ha producido. El doctor Villani decía ayer en la Cadena Cope que el jugador debe entender que no puede jugar siempre. Y yo, con su permiso, añadiría que si el futbolista no es capaz de comprender que no puede jugarlo todo siempre deberá haber alguien en el club que se lo haga entender, y ese "alguien" debe ser indiscutiblemente el entrenador. Guardiola y Vilanova no se atrevieron en su día a cuestionar el primer mandamiento del mejor Barcelona de toda la historia ("Messi lo jugará todo siempre y en cualquier circunstancia") y ahora Martino recibe en herencia un crack fundido, roto y con la cabeza en el Mundial. Yo, a diferencia de Busquets, no querría reencarnarme en Messi sino en el hombre que tuvo los santos bemoles de sentarle en el banquillo pensando única y exclusivamente en el beneficio general del equipo. Pero de todos es sabido que quien se mueve... no sale en la foto.