Es lógico y normal que en el Nou Camp anden frotándose las manos. Si por algo se ha caracterizado el Real Madrid a lo largo de sus 110 años de historia ha sido por afrontar con entereza las situaciones complicadas, y ésta indudablemente lo es. No caben paños calientes, ni mirar tampoco hacia otro lado, ni esconder la cabeza como el avestruz: la crisis está ahí, y eso no va a cambiar por mucho que se desvíe la atención o se quiera echar la culpa al empedrado. Es comprensible, pues, la fiesta que se ha montado en la ciudad condal, y me parece hasta cierto punto razonable que el barcelonismo le exiga más a su eterno rival. A estas alturas de la competición, a todos se nos antojan escasos esos ocho puntos de distancia que hay en la clasificación entre el Real Madrid y el Barcelona.
Es verdad, sí, que el Real Madrid tiene un gol-average de +65, el más alto por cierto de todas las Ligas mundiales. Es verdad, también, que al partido contra el Málaga llegaba el equipo de Mourinho después de haber ganado once partidos seguidos, once, y sumar por lo tanto 33 puntos de forma y manera consecutiva. No lo es menos tampoco que recibía en el estadio Santiago Bernabéu al cuarto clasificado. Pero, aún con todos esos datos juntos, que estando bien no llegan a llenar del todo, hay una cosa que no se puede consentir y es la exigua, escasa, insuficiente, reducida distancia existente entre el líder de la Liga española y el segundo clasificado, no siendo en absoluto extraño que el periobarcelonismo, fiel a ese refrán que dice "quien bien te quiere te hará llorar", exija más y más y más del equipo blanco.
El madridismo debe estar unido ante la crisis. Su equipo sólo le saca al Barcelona cuatro puntos más que el United al City, tres más que el Borussia de Dortmund al Bayern de Munich, seis más que el Paris Saint Germain al Montpellier, uno más que el Olympiakos al Panathinaikos, ocho más que el Fenerbahçe al Trabzonspor, seis más que el CFR 1907 Cluj Napoca al Dinamo de Bucarest, dos más que el Anderlecht al Brujas, siete más que el AZ Alkmaar al Ajax de Amsterdam, siete más que el Oporto al Benfica, siete más que el Tigre al Boca Juniors, seis más que el Blooming al San José, seis más que el Corinthinas al Vasco de Gama, seis más que el Universidad de Chile al OZHiggins, ocho más que el Huila al Tolima, ocho más que el Liga de Quito al Independiente José Terán, ocho más que el Santos Laguna al Monarcas Morelia, seis más que el Olimpia al Cerro Porteño y ocho más que el Sporting Cristal al Real Atlético Garcilaso. La palabra clave es "unión". Unión para afrontar este gravísimo bajonazo de juego y resultados. Y fuerza, mucha fuerza. Sólo así podrá superar el Real Madrid esta crisis que ya está ahí, a la vuelta de la esquina como quien dice.