Como le pasó a Celia Villalobos con el debate sobre el estado de la nación, la Champions también pilló anoche a Manuel Pellegrini jugando al Candy Crush. A Pellegrini, que es un tipo tranquilo, siempre le viene mal todo este lío de la Copa de Europa: pensar en el rival, hacer una alineación, preparar la maleta cuando juegas fuera... Un "marrón", para qué nos vamos a engañar. Y aún es peor si te toca contra el Barça. Seamos sinceros: ¿Cuántas posibilidades tiene el City de eliminar al Barça? ¿Una entre un millón?... Lo que de verdad le gustaría a Pellegrini sería ver la Copa de Europa por la tele, por ejemplo al Chelsea de Mourinho, que es un maleducado y que hace muchos aspavientos en el banquillo. Pero a un auténtico caballero jamás se le molesta por la Champions, hasta ahí podíamos llegar.
Cuando el sorteo emparejó al Real Madrid con el Schalke 04 y al Barcelona con el Manchester City, el periodismo deportivo, que es de piñón fijo, dijo lo mismo de siempre: bomboncito para los blancos y rival complicadísimo para los culés. Y yo me pregunto: ¿Por qué?... Al Schalke lo dirige Roberto di Matteo, que aunque sólo lleva entrenando desde el año 2008 ya sabe lo que es ganar una Copa de Europa, mientras que al City lo entrena Pellegrini, que lleva veintiséis años en los banquillos y jamás ganará una Copa de Europa. Aún así Di Matteo, que es tan educado como Pellegrini o incluso más, que dice "buenos días" por el día, "buenas tardes" por la tarde y "buenas noches" por la noche, y que cuando se va a dormir dice "hasta mañana", no cuenta con el respaldo de la prensa y Pellegrini sí. Manuel Bueno, mártir, es como Wenger, que se tirará medio siglo con el Arsenal sin rascar bola.
Cuando veo partidos como el de anoche recuerdo por qué Florentino Pérez se vio en la imperiosa necesidad de poner de patitas en la calle al recomendado de Jorge Valdano para traer cuanto antes al Real Madrid al enemigo número uno del argentino, que no dice "buenos días" por el día pero que es un entrenador de fútbol durante las veinticuatro horas. Cuando veo a Pellegrini jugando al Candy Crush en mitad de una eliminatoria de la Copa de Europa, y de nuevo ante el Fútbol Club Barcelona, me viene a la cabeza el Alcorconazo, probablemente uno de los momentos más bochornosos de la historia reciente del club más poderoso del mundo. Pero en palabras huecas no hay quien gane a Pellegrini... ¿Pues no va ahora el marques de Ripamonti y dice que llegan vivos al Camp Nou?... Este City, san Manuel, tiene menos vida que los amantes de Valardo, y lo sabes. Lo tuyo es el pez de gelatina y el martillo de piruleta. No te molestamos más.