En la emisora RAC 1, Carlos Tusquets, presidente de la comisión gestora del Barcelona, ha descrito para el club catalán un futuro inmediato que sería una mezcla entre El exorcista, La maldición de Damien, Las colinas tienen ojos, La matanza de Texas, Déjame salir, Holocausto caníbal, La casa del diablo, El vampiro de Düseldorf y Al final de la escalera. La entrevista con Tusquets, que como no se va a presentar a las elecciones es libre de poder decir lo que le venga en gana, ha oscilado entre los cascotes que se caen en el Camp Nou, la imposibilidad de pagarle la nómina de enero a los jugadores y la certeza de que lo mejor habría sido desembarazarse de Leo Messi, aprovechando que se quería ir, cuando aún se podía ingresar algo por él. En esta situación, que provoca auténticos escalofríos, y como el periobarcelonismo vive en El País de Nunca Jamás con Peter Pan y el Capitán Garfio, a continuación le han preguntado a Tusquets si podría llegar Neymar. Pero vamos a ver, almas de cántaro, ¿qué parte de la frase "no podemos pagar la nómina de enero de los jugadores" no habéis entendido? ¿Nómina? ¿Enero? ¿Jugadores? ¿O creíais que Tusquets estaba describiéndoos la situación del Real Madrid y no la del Barcelona?
Perseguido por los acreedores, colapsado por una política económica suicida que se ha visto multiplicada por tres por la pandemia, al Fútbol Club Barcelona le crecen los enanos porque su gran benefactor, el hombre que cuidó de ellos y los rescató de la quiebra, el salvador al que llegaron a condecorar hasta en tres ocasiones distintas, Francisco Franco Bahamonde, resulta que murió hace ya la friolera de 45 años y aunque el gran Fernando Vizcaíno Casas auguró que resucitaría, no ha sido así. Los maledicentes aseguran que, ahora que ya no está en activo el General, aparecerán Junts pel sí, Junts per cat, Junts per algo, Esquerra Republicana o Unidas, Unidos, Unides Podemos para oxigenar a los culés: Franco y Pablo Iglesias haciendo pinza para devolver a la vida a un equipo de fútbol.
La entrevista de Tusquets, que es alarmante, ha durado viva en los medios algo así como una hora. Luego la descripción del presidente de la gestora, con sus cascotes cayendo, sus Piqués sin poder ingresar en enero y su Messi cobrando lo que no hay en el club, simplemente ha desaparecido en favor de otros asuntos mucho más preocupantes como el sorteo de la Nations League, la mala situación económica de Drenthe, el algoritmo que da con el ganador de la Champions o el gol de la discordia entre Cristiano y Morata. Y, al ver esto, me he preguntado lo siguiente: ¿De qué se estaría hablando hoy en los medios de comunicación si Florentino Pérez hubiera dicho que los cascotes caídos son los del estadio Santiago Bernabéu, los futbolistas impagados son los del Real Madrid y el futbolista al que hay que vender es Hazard? ¿Se habría escondido o supondría horas y horas de debate y sesudos artículos de opinión? Y me he hecho otras preguntas, por ejemplo: ¿Dónde está sor Lucía Caram? ¿Y el arzobispo emérito de Barcelona, Luis Martínez Sistach, dónde está? Monja y cardenal constituyeron la punta de lanza de las críticas morales y económicas del fichaje de Cristiano Ronaldo en 2009, ¿dónde están? Ahora, en este momento, hoy y no hace once años, es cuando todos necesitaríamos su guía espiritual y, sin embargo, ambos andan desaparecidos, tanto como las declaraciones de Tusquets, que se han extraviado entre el anuncio de Campofrío, el de Pescanova y el documental de las alas de Iker Casillas.
Esto huele a rescate... con nuestro dinero. Vamos, como con Franco. Apesta a que entre todos deberemos pagar los cien millones de euros brutos que está cobrando Messi. Es triste decirlo pero ahora mismo, en el momento histórico que nos ha tocado vivir, el Fútbol Club Barcelona es imprescindible para nuestros gobernantes mientras que, por ejemplo, el Real Madrid constituye un estorbo. Un minuto después de que el bueno de Tusquets confesara que el Barcelona se muere, el periodista le preguntó sobre el fichaje de Neymar y a Florentino, que ha tenido superávit, le matan (le matamos) por no gastarse lo que sí tiene en Halland. Ya sabéis, si pasáis por el Camp Nou, siempre con casco, mascarilla y guardando las distancias. No está en obras, como el Bernabéu, no, es simplemente que se cae a trozos. Mare de Déu.