En la presentación del jugador brasileño "Ernesto" Ferreira la gente no hacía otra cosa que pedir a gritos, y por escrito, el fichaje de Kaká. Un periodista, incluso, inició su pregunta de la siguiente guisa: "Kaká... ¡Huy, Kaká!... Perdón, quería decir Emerson". Esa podría convertirse en una de las canciones del verano junto a las ya tradicionales "Mami, qué será lo que tiene el negro" y "El Chiringuito". Y constituye, por cierto, una seria advertencia para el presidente Calderón. Si al final Kaká no viste de blanco, pero las cosas marchan razonablemente bien, no pasará nada de nada. Pero si al final Kaká, como parece, no viene, y el Real Madrid no gana ningún título, la actual junta directiva se desangrará por la herida de esa promesa electoral incumplida.
El tsunami Galliani arrolló este miércoles la casa blanca. Reventó el despacho oval de Calderón e inundó las oficinas de Mijatovic y Baldini. El vicepresidente del Milan dijo que los tres eran unos auténticos bandidos y acabó declarándole la guerra al Real Madrid: "Escríbalo así, le declaramos la guerra al Madrid". De forma que Calderón no lleva todavía ni un mes en el cargo y ya está en guerra con el todopoderoso Milan. No sé si apodarle Moratinos a partir de ahora.