No ha debido ser plato de buen gusto para Kepa, no es agradable acudir a una rueda de prensa sabiendo que te van a bombardear sobre un asunto acerca del cual tú debes mentir. No es sencillo mentir para quien no tiene la costumbre. A mí, por ejemplo, se me notaría un montón, en seguida me pondría rojo y llamaría la atención. A otros no les cuesta tanto; por ejemplo, hay quien afirma sin pestañear que Neymar costó 57,1 millones de euros y punto. Pero mentir no es fácil si no tienes costumbre, y Kepa no la tiene; de ahí que ayer se le notara tan tenso, más tieso que una vela, consciente de que los periodistas le iban a preguntar por el Real Madrid, él iba a tener que mentir y todos daríamos por buenas sus mentiras, más que nada porque lo que queremos es que a Kepa le vaya muy bien, triunfe en su club de toda la vida y corrobore lo que todo el mundo asegura de él, que es un portero de talla mundial.
Pero ayer mintió: si Kepa ha renovado con el Athletic ha sido porque el Real Madrid le comunicó que no iba a fichar a nadie en el mercado de invierno y que tendría que esperarse seis meses más, y Kepa no ha querido esperar. Y si Kepa no ha querido esperar seis meses más ha sido, entre otras cosas, porque sabe cómo se las gastan en el Athletic, que ya envió a la grada a Llorente, y porque precisamente dentro de esos seis meses se va a celebrar un Mundial de selecciones al que, si no pasa nada extraño, él acudirá como suplente de De Gea. En esas condiciones, quedarse a la espera de una hipotética llamada del Madrid era un suicidio para el chico, que se veía en la grada, sin Mundial y descolocado, sin puesto y por detrás de Herrerín, que también es muy bueno. Ha hecho bien. Ha tomado la decisión correcta para él. Aunque ayer, como ya sabíamos todos que iba a suceder, mintiera. Mentira piadosa, como se suele decir.
Quien no mintió cuando dijo que él no quería a nadie, tampoco a un portero, ha sido Zinedine Zidane. Zidane no mintió y yo creo que ha acertado no trayéndose a nadie. El entrenador del Real Madrid habrá pensado que ya se le faltan suficientemente al respeto desde fuera a los vigentes campeones de Liga, de Europa y del mundo como para que él se sume también al coro de insultadores oficiales. Si Kepa no ha venido al Real Madrid ha sido porque Zidane ha insistido en que no quiere a nadie. Arriba querían a Kepa, abajo no le querían... aunque al final se ablandaran. Y es curioso porque quien plantea el asunto del fenomenal guardameta vasco como una batalla entre Florentino Pérez y Zidane que, al final, ha ganado éste último, dice al mismo tiempo que cuando ha jugado la BBC, que últimamente ha sido más bien poco, lo ha hecho por imposición presidencial.
En Bilbao le dan las gracias a Zidane por, según dicen ellos, haber negado tres veces a Kepa como hizo San Pedro con Jesucristo. Y yo también le doy las gracias por tener ideas propias y pretender llevarlas a cabo hasta el final. El periodismo se llena la boca exigiendo entrenadores con carácter, con personalidad, pero cuando estos entrenadores ponen en práctica el carácter y la personalidad reclamados inmediatamente lo interpretamos todo en clave de batalla, de pelea, de pulso... ¿Y no podría ser todo mucho más sencillo? ¿No podría ser que Zidane considerase una falta de respeto principalmente hacia Keylor Navas, que ha ganado las dos últimas Copas de Europa, colocarle una sombra de 23 años, que cuenta además con el beneplácito del periodismo patrio, que apretará de lo lindo para jubilar al titular, en pleno mes de enero?
Preguntado por la situación de Kepa, que nunca ha sido jugador suyo y que, a este paso, ya no lo será jamás, Zidane ha contestado que a él le preocupan sus futbolistas. Él mata por sus jugadores y ahora, en justa correspondencia, espera que ellos también maten por él. Pero ya sabemos que el fútbol no tiene memoria: si el Madrid gana Copa y Champions, o "sólo" la Decimotercera, Zidane habrá acertado de pleno al no traer a Kepa en el mercado de invierno; si el Madrid no gana nada más que las Supercopas y el Mundial de clubes que ya están en la sala de trofeos del estadio Santiago Bernabéu, no traer a Kepa habrá sido un error mayúsculo, monumental, catedralicio... Pero, con o sin títulos, este entrenador les ha demostrado ya a sus jugadores que es un hombre de principios, que cuenta con el respaldo de Florentino y que se puede confiar en que no te dejará tirado a mitad de camino.