Yo lo entiendo todo. Entiendo que un futbolista defienda sus intereses ("la carrera de un jugador es corta") por encima de cualquier otra cosa. Entiendo también que si ese futbolista no tiene asegurada la titularidad (y eso, en el Real Madrid, es muy complicado) busque más minutos fuera. Y, por supuesto, entiendo que, ante esa tesitura, un jugador baje los brazos y deje de luchar. También hay que comprender al club, que está por encima de cualquier jugador, entrenador o presidente. Y, naturalmente, hay que apoyar al técnico, a quien, por lo demás, avalan su prestigio a nivel mundial y sus recientes éxitos al frente del primer equipo. Todos esos intereses son difícilmente encajables y cuando, como parece que ha sucedido con Isco, un futbolista está pensando en irse es simple y llanamente porque ya se ha ido.
Cuando veo un caso como éste siempre me acuerdo de mi amigo José Luis Morales. Ojo, no estoy comparando a los futbolistas sino las situaciones, que son similares. A Morales ("Moralesmanía") le volvieron loco y, al final, se marchó del Madrid. Se fue al Sporting de Gijón y se ganó, y muy bien además, la vida como jugador profesional... pero no en el mejor club de fútbol del mundo. "Del Madrid te tiene que sacar la Guardia Civil", me repite siempre Morales. Me parece que hubo un tiempo en el cual Isco también creyó eso mismo, que del Madrid tendrían que sacarle con los pies por delante, pero ya no lo piensa. Así, lo mejor para él es irse y, puesto que queda libre en junio de 2018, lo mejor para el Real Madrid es venderlo en verano. Porque, insisto, cuando un futbolista está pensando en irse... es porque ya se ha ido.
Lo más probable es que Isco acabe en el City de Guardiola, que le quiere desde hace tiempo. Pep le habrá garantizado eso que no puede asegurarle Zidane, o sea la titularidad sin discusión. De modo que Isco será titular indiscutible en un equipo que luchará por ganar la Premier y que, si nos atenemos a la historia de la Champions, caerá eliminado como muchísimo en las semifinales. Isco ha decidido que la forma de blindar su carrera profesional, que es muy corta, es conquistar minutos a costa de rebajar dos o tres escalones el nivel del club de destino. Es una opción tan respetable como cualquier otra. Por supuesto que el Real Madrid haría bien en tratar de convencerlo... pero siempre con una máxima en la cabeza: lo importante es el club y no el jugador. A Isco le quedan cuatro meses importantes por delante. Después, adiós y gracias.