Es lo más probable estadísticamente hablando que, en el hipotético caso de que el caballo con el que Joan Laporta confesó hace poco en un programa de televisión haber soñado estuviera en condiciones de emitir algún sonido que no fuera el típico relincho, lo hubiera hecho en chino mandarín, inglés o español, que son de largo los tres idiomas más hablados del mundo. Ya digo que lo que no logre Montilla, y a la vista está con el asunto de la financiación, no lo conseguirá nadie, y si la mula Francis fue capaz de mantener largas e interesantísimas conversaciones con Donald O'Connor a propósito de los más variados temas, no sé por qué el Incitatus de Laporta no habría de poder establecer con él, aunque sólo fuera en sueños, un debate futbolístico en un correcto español. Que el caballo de Laporta hablara y además lo hiciera en catalán, eso yo creo que no lo lograría ni Carod Rovira.
Si así fuera, si el caballo de Laporta emitiera sonidos inteligibles para un castellanoparlante, lo más seguro es que el equino le pidiera más o menos lo mismo que le exige -al parecer ya con cierto grado de frustración y desesperación- su entrenador, Pep Guardiola: algún fichaje que llevarse a la boca. Si yo fuera malo, que no lo soy, soy un auténtico bendito, pensaría que, puesto que las próximas elecciones son en 2010 y él no se puede presentar, Laporta ha levantado conscientemente el pie del acelerador, revistiéndolo todo de eso tan bonito que él llama "modelo". El caso es que si el presidente del Fútbol Club Barcelona hubiera decidido nombrar directivo de su junta al caballo de sus sueños, imitando así a Calígula que eligió cónsul al famoso Incitatus, habría tenido exactamente el mismo éxito que él a la hora de cumplir lo pactado con Guardiola: cero patatero.
Guardiola trasladó en su día al club las necesidades deportivas que, según su criterio, tiene ahora mismo la plantilla. Y no debemos olvidar que el criterio de Guardiola es el del entrenador que acaba de ganar Liga, Champions y Copa del Rey en la misma temporada, el mayor éxito de la historia del club culé. Pep pide un lateral, un central, un medio centro, un punta y un extremo, pero a cambio le han presentado un acuerdo no oficializado con Keirrison, un goleador brasileño que a él no le interesa. Empieza a ser preocupante el hecho de que a este todopoderoso Barça, un ejemplo deportivo a seguir, un modelo institucional a imitar, se le resista hasta Chigrinsky, un defensa del Shakhtar al que Guardiola y sus ayudantes seguían la pista desde hace tiempo. Es probable que Laporta esté tan "tritranquilo" como reconoce en público, pero Guardiola, que ya le ha mandado varias balizas a Villa y le ha pedido en reiteradas ocasiones a través del código Morse que espere, está que se le llevan las "trimuelas". A ver qué nos comenta el caballo... En español, por supuesto.