Para justificar las suplencias de Piqué y Messi, Guardiola dijo que era inevitable que sus jugadores estuvieran pensando más en el Inter que en el Xerez. Inevitable no: la presencia de los dos futbolistas dio otro aire al Barcelona, de forma que quien estaba pensando en otra cosa era el propio Guardiola. Yo creo que el experto en mesetas no estaba pensando en el partido del miércoles contra el Inter sino en el de hace dos semanas contra el Espanyol. Quiero insistir en el daño que le ha hecho el planteamiento de Pochettino al equipo azulgrana. Pero el caso es que Pep juega con dos barajas y en todas tiene las cartas marcadas: si su equipo juega mal es porque está pensando en otras cosas más importantes, cuestiones que no son de este mundo, y si lo hace bien es porque tiene un equipazo que desborda a todos con su fútbol. Repito: Guardiola estaba pensando en el Espanyol y para justificar que el Xerez se les subiera a las barbas dijo que sus jugadores estaban pensando en el Inter, pero puso toda la carne en el asador cuando se dio cuenta de que la Liga también estaba en juego.
Lo de la meseta no tiene mayor recorrido. El caso es que a Guardiola le haces el test de Rorschach y en la lámina uno ve el estadio Santiago Bernabéu, en la dos a Florentino Pérez, en la tres a Jorge Valdano, en la cuatro a Cristiano Ronaldo, en la cinco a Kaká, en la seis a Casillas, en la siete a Raúl, en la ocho a Xabi, en la nueve a Benzemá y en la diez ve un murciélago, cuando casi todo el mundo ve un cangrejo. Lo cierto es que no veo a este hombre en condiciones de sumergirse en las páginas de Elogio del Pesimismo porque corre el riesgo de no salir a flote. En un año ha envejecido lo que los demás en diez, dice que nunca habla de los árbitros y no para de hablar de los árbitros y cuando le preguntan por el colegiado del miércoles que viene nos sale de debajo de la meseta. Me parece que el único remedio que tienen los males de Guardiola es que su equipo lo gane absolutamente todo hasta que él se retire, y eso es complicado. Voy a animarle un poco: el Barcelona es el gran favorito para ganar la Champions y la Liga. Lo dice un mesetario.
Poco que reseñar en cuanto a la actuación del Real Madrid en La Romareda. Lo mejor es que, salvo Raúl y Van der Vaart, todos salieron indemnes. Gay mandó a los suyos de patrulla a buscar al soldado Ryan y la expedición del Zaragoza regresó sin ningún punto y habiéndonos dejado en el paladar el sabor amargo de un equipo que sólo fue a dar. Los maños sobrepasaron el límite del reglamento en reiteradas ocasiones pero tuvieron la suerte de que el árbitro no les viera. El Real tuvo media hora muy buena, quince minutos para olvidar y, tras el descanso, cuarenta y cinco en los que jugó con fuego y se dejó sorprender absurdamente por un equipo netamente inferior y que iba por debajo en el marcador y con un futbolista menos. Me alegro especialmente por los goles de Raúl y de Kaká. Si al genuino 7 de España le hiciéramos el mismo test que a Guardiola, él sólo vería goles. Se equivocó el inspirador del Comité de Salvación del Buen Fútbol: no está nada decidido; hay Liga. Será porque el Barcelona está pensando en sus cosas.