Si resultara cierto que Diego Costa se ha caído de la convocatoria de España por las presiones de José Mourinho lo primero que convendría decir es que el técnico del Chelsea ha hecho bien su trabajo... y Del Bosque lo ha vuelto a hacer rematadamente mal. La ausencia de Costa es extrañísima porque el procedimiento ha sido francamente inhabitual y porque se salta a la comba todos los protocolos habidos y por haber ya que, según Vicente, los médicos hablaron por teléfono y no se obligó por lo tanto al delantero a viajar hasta España para que le examinaran los profesionales de la federación, que es lo que corresponde en estos casos. Por otro lado, el jugador no debe estar tan mal cuando el propio Mourinho no ha tenido el menor inconveniente en adelantar que jugará hoy contra el Liverpool.
Analicemos la "presión" de Mourinho. El 17 de octubre, y con motivo de la convocatoria de Costa, que por cierto ya tenía problemas en su pubis, para los partidos contra Eslovaquia y Luxemburgo, el portugués dijo lo siguiente: "No hablo con los seleccionadores nacionales al menos que ellos quieran hablar conmigo. Sé que no tengo poder y por eso no uso mi tiempo contactándolos". No sé, a mí no me parece sinceramente que estas declaraciones se encuentren ni siquiera entre las mil más terribles de Mourinho, ¿no?... Imaginemos por un instante que fuera al revés, que Mou fuera seleccionador de España y Del Bosque entrenara al Chelsea: ¿Alguien tiene alguna duda de que el jugador se concentraría con la selección?... Yo, desde luego, no la tengo.
Pero Costa, por el que Del Bosque ha hecho verdaderas cabriolas en el aire y que es un jugador que aún está por integrar en el juego de España, juega con el Liverpool... y no lo hace con su selección. Digamos que la suya es una lesión... "intermitente". Poco o nada importa que los rivales de la selección sean Bielorrusia, teóricamente fácil, y Alemania en partido amistoso. En juego volvían a estar ayer, como en el caso de la llamada a Piqué, los principios de quita y pon del seleccionador. Y, como el periodismo deportivo español profesa por el bueno de Vicente un afecto similar al que él tiene por el defensa del Barça, se irá otra vez de rositas. Tampoco me extrañaría demasiado que al final acabaran responsabilizando a Mourinho, que estuvo sagaz a la hora de defender los intereses del Chelsea, del sempiterno y agotador por desolador dontancredismo de nuestro seleccionador.