En España somos así. De repente, en un giro inesperado de los acontecimientos muy típico de Juego de Tronos, al periodista almeriense que se le ocurrió quejarse en la sala de prensa de la Unión Deportiva Almería porque no entendía el euskera le han convertido en el enemigo público número uno mientras que el entrenador del Eibar que se levantó y se largó dejando con un palmo de narices a todos los informadores ha sido elegido el nuevo Dan Defensor de las libertades lingüísticas. El colega de le prensa tendría que haber fingido, que es lo que hace todo el mundo, y sonreir y cabecear, como en los falsos directos de la tele, ante la profunda pregunta de la colega de la ETB, fingir como si lo comprendiera todo y, además, como si estuviera de acuerdo con la agudísima reflexión que del partido estaba haciendo en ese momento Garitano, nuestro héroe.
Está claro que el periodista almeriense de un diario almeriense erró al reconocer en la sala de prensa de la Unión Deportiva Almería que él no entendía el euskera. Y mira que el jefe de prensa del club andaluz le explicó claramente que el sistema viene siendo siempre el mismo desde hace tiempo: cuando un equipo vasco juega en Almería primero se pregunta en vasco, que es una lengua que no habla ni el uno por ciento de la población española, y por último en español, que para algo es el segundo idioma del mundo. Porque, además de ser la nación de las libertades, España es también el país de las rarezas y aquí llevamos a gala darle la vuelta a todo y convertirnos en adalides del frikismo mundial. ¿Para qué vamos a empezar preguntando en la lengua materna del ochenta y nueve por ciento de la población española si podemos hacerlo en un idioma que únicamente comprende el uno por ciento?
El Fútbol Club Barcelona se ha solidarizado inmediatamente con el independentista vasco Garitano, y el periodista almeriense que reconoció abiertamente no entender ni las preguntas ni tampoco las respuestas en euskera se encuentra ahora mismo en una situación complicadísima, quién sabe si incluso al borde del despido. A mí se me ocurrió ayer publicar un tuit en el que le hacía una pregunta a Garitano en búlgaro y el personal se me lanzó inmediatamente a la yugular, y no lo entiendo la verdad: al fin y al cabo el búlgaro lo hablan cerca de siete millones de personas mientras que el euskera sólo lo utilizan setecientas mil. Hagamos de la necesidad una virtud, no desaprovechemos el momento e introduzcamos el euskera en Almería para que todo el mundo pueda entender la próxima vez al entrenador del Eibar. Ya estoy viendo las ikastolas en Mazarrulleque, en Pujaire, en Ruescas y La Garrofa, ya me imagino a los niños del Cabo de Gata y de la Isla de Alborán preguntando a su aita por esos niños tan raros que aún hablan el español en España pudiendo hacerlo en vasco. Con la emoción aún contenida veo las ikastolas almerienses, con lágrimas en los ojos me imagino a los niños de Almería hablando en vasco y, lo reconozco, soy feliz: ¡Qué gran nación será para entonces España!... Gracias Garitano.